Usa gobernar (PROISTEMI) para la casa del obispo y cuidar (EPIMELOMAI) para la iglesia, y esta palabra en griego es la misma que se usa para quien cuida amorosamente de un enfermo o herido como en la parábola del buen samaritano (cúidalo hasta mi regreso), mientras que para la palabra griega gobernar refiriéndose a su casa usa Proistemi que significa hacer cumplir las reglas.
Así mismo el capítulo 2 de esta epístola, a partir del versículo 9 condena a la mujer por haber sido la culpable del pecado original, considerándola inferior respecto al varón y colocándola en una posición de sumisión, al afirmar en el versículo 11 y 12 que "La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción.
Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio."
La carta es mencionada en escritos de Ignacio, Policarpo y Tertuliano en el siglo II.
[3] La epístola se abre diciendo que ha sido escrita por Pablo, a Timoteo.
Pablo dice que la ley debe aplicarse a los pecadores como los rebeldes, los asesinos y los inmorales sexuales.
La epístola detalla los papeles del hombre y la mujer en su segundo capítulo, en particular en el Versículo 1 Timoteo 2:12.
[15] Los eruditos modernos que apoyan la autoría paulina subrayan, no obstante, su importancia en relación con la cuestión de la autenticidad: I.
[20] Ireneo también hace mención explícita de Timoteo en su libro y lo atribuye como escrito por Pablo[3] El Canon muratoriano (c. 170-180) enumera los libros del Nuevo Testamento y atribuye las tres epístolas pastorales a Pablo.
[22] Entre las excepciones a este testimonio positivo figuran Taciano,[23], así como el gnóstico Basílides.
El manuscrito original en griego koiné se ha perdido, y las texto de las copias supervivientes varían.
Pablo le circuncidó, pues en aquella época había judíos celosos del rito y para que Timoteo fuese bien aceptado en esos círculos debió hacerlo (Hechos de los apóstoles 16:3).
Acompañó a Pablo en sus viajes misioneros, existiendo relatos del año 49 d. C. donde se menciona.