Timoteo, a quien el libro de los Hechos de los Apóstoles describe como un «discípulo», «hijo de una mujer judía creyente y de padre griego» (Hechos 16:1), fue un cristiano del siglo I citado en numerosos pasajes del Nuevo Testamento, siempre asociado con la figura de Pablo de Tarso.
[1] Mencionado 6 veces en los Hechos de los Apóstoles, 17 veces en las epístolas paulinas y 1 vez en la Epístola a los hebreos,[2] Timoteo tuvo sin dudas una marcada importancia histórica a los ojos del apóstol Pablo, quien llegó a considerarlo casi como un alter ego,[2] como se infiere del gran elogio que traza de él en su Epístola a los filipenses, su comunidad dilecta: Más aún, el hecho de que Timoteo haya sido destinatario de dos escritos neotestamentarios, la Primera y la Segunda epístola a Timoteo escritas por Pablo o por autores que recurren a la autoridad de la tradición paulina (si se tratara de escritos pseudoepigráficos), muestra la importancia que Timoteo tuvo como pastor en el siglo I.
La información que se tiene sobre él proviene mayormente de la Biblia.
Richard G. Fellows sostuvo que Timoteo y Tito (otro discípulo de Pablo) fueron en realidad la misma persona, tratada en el segundo caso con un nombre informal.
[3] La mayoría de los especialistas paulinos desestiman esta hipótesis al considerar a Timoteo y Tito como dos personas distintas,[1] en consonancia con el pasaje la Segunda epístola a Timoteo que, teniendo a Timoteo por destinatario, menciona que Tito se ha marchado a Dalmacia (2Timoteo 4:9-10).