La Misa es el servicio litúrgico central de la Eucaristía en la Iglesia Católica , en el que el pan y el vino son consagrados y se convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo . [1] [2] Como lo definió la Iglesia en el Concilio de Trento , en la Misa "el mismo Cristo que se ofreció una vez de manera cruenta en el altar de la cruz, está presente y se ofrece de manera incruenta". [3] La Iglesia describe la Misa como la "fuente y cumbre de la vida cristiana", [4] y enseña que la Misa es un sacrificio , en el que el pan y el vino sacramentales , a través de la consagración por un sacerdote ordenado , se convierten en el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad sacrificiales de Cristo como el sacrificio en el Calvario hecho verdaderamente presente una vez más en el altar . La Iglesia Católica permite que solo los miembros bautizados en estado de gracia (católicos que no están en estado de pecado mortal ) reciban a Cristo en la Eucaristía. [5]
Muchos de los otros sacramentos de la Iglesia católica , como la confirmación , el orden sacerdotal y el santo matrimonio , ahora se administran generalmente dentro de una celebración de la misa, pero antes del Concilio Vaticano II a menudo o incluso habitualmente se administraban por separado. El término misa , también santa misa , se usa comúnmente para describir la celebración de la eucaristía en la Iglesia latina , mientras que las diversas liturgias católicas orientales usan términos como Divina Liturgia , Sagrada Qurbana y Badarak , [6] de acuerdo con la tradición de cada una. El motu proprio Summorum Pontificum de 2007 del papa Benedicto XVI autorizó bajo ciertas condiciones, de manera más amplia que antes, el uso continuo de la forma de 1962 del Rito Romano , a la que llamó Forma Extraordinaria del Rito Romano, mientras que llamó Forma Ordinaria a la forma post-Vaticano II promulgada por el papa Pablo VI en 1969 y revisada por el papa Juan Pablo II en 2002 . [7] [8] El 16 de julio de 2021 el Papa Francisco en su carta apostólica Traditionis custodes restringió la celebración de la Misa tridentina del Rito Romano y declaró que «los libros litúrgicos promulgados por San Pablo VI y San Juan Pablo II, en conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II, son la expresión única de la lex orandi del Rito Romano». [9]
El término "Misa" se deriva de las palabras finales de la Misa del Rito Romano en latín: Ite, missa est ('Id, es la despedida', traducido oficialmente como 'Id, la Misa ha terminado'). La palabra del latín tardío missa corresponde sustancialmente a la palabra latina clásica missio . [10] En la antigüedad, missa simplemente significaba "despedida". Sin embargo, en el uso cristiano, gradualmente adquirió un significado más profundo. La palabra "despedida" ha llegado a implicar una misión. [11]
En la enseñanza católica, el santo sacrificio de la Misa es el cumplimiento de todos los sacrificios de la Antigua Alianza. En la Nueva Alianza, el único sacrificio en el altar del Calvario se retoma durante cada Misa católica. Jesucristo mereció todas las gracias y bendiciones para nosotros por Su muerte en la Cruz. Estos méritos forman una fuente inagotable de gracia para alimentar la vida sobrenatural de las almas . En el Calvario, Cristo no sólo mereció todas las gracias para las personas, sino que también estableció ciertos canales por los cuales se pueden obtener estas gracias. Estos canales son el Sacrificio de la Misa y los demás Sacramentos. [12]
La primera Misa fue instituida por Cristo en la Última Cena, el primer Jueves Santo. El primer Santo Sacrificio de la Misa se celebró en la víspera de la Pasión. El sacrificio incruento de la Última Cena es un memorial del sacrificio cruento de Cristo en la cruz. Por tanto, la Misa es un acontecimiento unificador de la Última Cena y del sacrificio de Cristo en el Calvario.
La Misa contiene los cuatro elementos esenciales de un verdadero sacrificio: sacerdote, víctima, altar y sacrificio. Su Sacerdote, Jesucristo, ejerce el ministerio de un representante terrenal; su Víctima, Jesucristo, verdaderamente presente bajo las apariencias del pan y del vino; su altar; y el Sacrificio es una representación mística del derramamiento de sangre del Calvario. Así, la Misa se ofrece con cuatro fines: adoración, expiación, acción de gracias y petición. [12]
El estudio clásico de la Misa es el de Josef Andreas Jungmann , la Misa de dos volúmenes del Rito Romano o Missarum Solemnia. [13] Paul F. Bradshaw y Maxwell E. Johnson rastrean la historia de las liturgias eucarísticas desde las comidas compartidas del siglo I de las comunidades cristianas, que se asociaron con la Última Cena , hasta los ritos de los siglos II y III mencionados por Plinio el Joven e Ignacio de Antioquía y descritos por Justino Mártir y otros, en los que se leían pasajes de las Escrituras y el uso del pan y el vino ya no se asociaba con una comida completa. [14]
Cuando en el siglo IV el cristianismo obtuvo el estatus de religión legal y fue visto incluso con buenos ojos por los emperadores romanos, las celebraciones cristianas adquirieron un aspecto más formal y se embellecieron con el uso de ornamentos, luces e incienso. Las oraciones improvisadas del celebrante dieron paso a textos previamente aprobados por sínodos de obispos como garantía de la ortodoxia del contenido, lo que llevó a la formación de formas litúrgicas o "ritos" generalmente asociados a sedes episcopales influyentes . [15]
La Iglesia católica comprende un número considerable de tales ritos litúrgicos. Aparte de los ritos litúrgicos latinos , la misa en la Iglesia católica se celebra según el rito bizantino en varios idiomas basados en textos griegos de la Iglesia de Constantinopla ; el rito alejandrino utilizado por la Iglesia católica copta , la Iglesia católica eritrea y la Iglesia católica etíope ; el rito antioqueno utilizado por la Iglesia maronita , la Iglesia católica siríaca y la Iglesia católica sirio-malankar ; el rito siríaco oriental utilizado por la Iglesia católica caldea y la Iglesia católica sirio-malabar ; y el rito armenio utilizado por la Iglesia católica armenia .
Dentro de la Iglesia latina , la Misa del Rito Romano es, con diferencia, el rito litúrgico más utilizado. La historia del desarrollo de la Misa de este rito comprende la Misa Pretridentina , la Misa Tridentina y la Misa post-Vaticano II .
La misa pre-tridentina del rito romano fue adoptada incluso al norte de los Alpes (aunque a menudo modificada por influencias no romanas) incluso antes de la época de Carlomagno , quien deseaba que se usara en todo su imperio, pero el texto que realmente se distribuyó incorporó muchas adiciones galicanas . Los misioneros romanos, como Bonifacio y Agustín de Canterbury, introdujeron la misa romana en Alemania e Inglaterra. Fue aceptada también en Irlanda, pero encontró mayor oposición en España y Milán. [16]
De acuerdo con los decretos del Concilio de Trento (1545-1563), el Papa Pío V impuso en 1570 el uso de la Misa Tridentina en la Iglesia latina. Antes de la invención de la imprenta, cada diócesis de la Iglesia latina podía tener, y a menudo tenía, su propio Rito de la Misa, generalmente basado, aunque no necesariamente, en el Rito Romano; pero Pío V hizo obligatoria su revisión del Misal Romano en toda la Iglesia latina, permitiendo la continuidad de otros ritos solo si habían existido durante al menos 200 años.
El Concilio Vaticano II también decretó una revisión del Misal Romano, que fue puesta en vigor por el Papa Pablo VI en 1969.
La siguiente descripción de la celebración de la Misa, generalmente en la lengua vernácula local , se limita a la forma del Rito Romano promulgada después del Concilio Vaticano II (1962-1965) por el Papa Pablo VI en 1969 y revisada por el Papa Juan Pablo II en 2002, reemplazando en gran medida el uso de la forma de la Misa Tridentina promulgada originalmente en 1570 de acuerdo con los decretos del Concilio de Trento en su sesión de clausura (1545-46). La forma de 1962 de la Misa Tridentina, solo en lengua latina , puede emplearse cuando lo autorice la Santa Sede o, en las circunstancias indicadas en el documento de 2021 Traditionis custodes , [17] por el obispo diocesano.
En la forma moderna, el sacerdote generalmente (aunque no obligatoriamente) mira hacia el pueblo ( versus populum ); en la forma anterior, el sacerdote generalmente mira en la misma dirección que el pueblo, hacia el ábside de la iglesia, una postura que desde el siglo XX a menudo se llama ad orientem , aunque no necesariamente hacia el este.
Como ya hemos dicho, la liturgia eucarística se celebra en la Iglesia Católica también en otros ritos litúrgicos latinos y en los de las Iglesias católicas orientales .
El Catecismo de la Iglesia Católica analiza la importancia de la Misa en la tradición católica bajo los títulos:
El Misal Romano contiene las oraciones , antífonas y rúbricas de la Misa.
El Leccionario presenta pasajes de la Biblia dispuestos en el orden en que se leen en la Misa de cada día. Comparado con las lecturas de las Sagradas Escrituras del Misal anterior al Vaticano II, el Leccionario moderno contiene una variedad mucho más amplia de pasajes, demasiado extensa para incluirla en el Misal. Se recomienda un Libro de los Evangelios separado , también llamado Evangeliario, [19] para la lectura de los Evangelios , pero donde este libro no está disponible se utiliza el Leccionario, que también incluye los Evangelios.
El Misal Romano hace referencia a otro libro litúrgico, el Ceremonial de los Obispos , diciendo que las normas que se encuentran en él deben ser observadas cuando un obispo celebra la Misa o preside sin celebrar la Eucaristía. [20] Una traducción al inglés fue publicada en 1989 [21]
El Misal Romano también dice que las celebraciones especiales de la Misa deben observar las normas que para ellas se establecen, incluidas las Misas con niños, en el "Directorio para las Misas con niños", de la Sagrada Congregación para el Culto Divino, del 1 de noviembre de 1973. [22]
La forma más frecuentemente celebrada de la Misa del Rito Romano es la de las ediciones posteriores al Vaticano II del Misal Romano. La autorización para el uso de la forma anterior (1962) puede ser concedida por la Santa Sede o, como se indica en el documento de 2021 Traditionis custodes , [23] por el obispo diocesano.
La celebración eucarística es «un único acto de culto», pero está compuesta por diversos elementos, entre los que figuran siempre «la proclamación de la Palabra de Dios; la acción de gracias a Dios Padre por todos sus beneficios, sobre todo el don de su Hijo; la consagración del pan y del vino, que significa también nuestra propia transformación en el Cuerpo de Cristo; [24] y la participación en el banquete litúrgico recibiendo el Cuerpo y la Sangre del Señor». [25]
Dentro de la estructura fija de la Misa de Rito Romano que se describe a continuación, las partes "propias" o que varían diariamente son las lecturas de las Sagradas Escrituras y el salmo responsorial , las antífonas de entrada y de las procesiones de comunión, y los textos de las tres oraciones conocidas como la colecta , la oración sobre las ofrendas y la oración después de la comunión. Estas transmiten temas del tiempo litúrgico, los días festivos de títulos o eventos en la vida de Cristo, los días festivos y conmemoraciones de los santos, o para Misas por circunstancias particulares (por ejemplo, Misas de funerales, Misas para la celebración de la Confirmación, Misas por la paz, para comenzar el año académico, etc.).
El sacerdote entra en procesión en la nave con los monaguillos y, si lo hay, con un diácono . El diácono puede llevar el Evangelion (libro del Evangelio), que colocará sobre el altar ; y un monaguillo, llamado crucífero , lleva una cruz procesional al frente de la procesión. Otros monaguillos pueden llevar velas benditas, incienso y un incensario . Durante esta procesión, ordinariamente, se canta el canto o himno de entrada. [26] Si no hay canto en la entrada, la antífona de entrada es recitada por algunos o todos los fieles o por un lector; de lo contrario, la dice el mismo sacerdote. [27] Cuando la procesión llega al santuario, todos se inclinan hacia el altar. El sacerdote y otros ministros ordenados besan el altar. Después, cuando el sacerdote llega a su sede, guía a la asamblea en la señal de la cruz , diciendo: «En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo», [28] [29] a lo que los fieles responden: «Amén». Entonces el sacerdote «significa la presencia del Señor a la comunidad allí reunida mediante el saludo. Por este saludo y la respuesta de los fieles, se manifiesta el misterio de la Iglesia reunida». [30] Los saludos derivan de las epístolas paulinas .
El sacerdote invita entonces a los presentes a participar en el acto penitencial , del que el Misal propone tres formas, la primera de las cuales es el Confiteor . Una forma incluye tropos que aclaman las obras de Dios en nuestro favor, y el sacerdote tiene cierta libertad para formularlos. Éste concluye con la oración de absolución del sacerdote, "que, sin embargo, carece de la eficacia del sacramento de la Penitencia". [31] Sin embargo, absuelve los pecados veniales . "De vez en cuando, los domingos, especialmente en el tiempo de Pascua, en lugar del acto penitencial acostumbrado, puede tener lugar la bendición y aspersión del agua como recordatorio del Bautismo". [31] Esta ceremonia, en la que se purifica a la congregación con agua bendita , se conoce como Asperges .
“Después del acto penitencial, siempre se comienza a recitar el Kyrie, Eleison (Señor, ten piedad), a no ser que ya haya sido parte del acto penitencial. Como es un canto con el que los fieles aclaman al Señor e imploran su misericordia, generalmente lo ejecutan todos, es decir, participando en él los fieles y el coro o cantor .” [32] El Kyrie puede cantarse o recitarse en la lengua vernácula o en el griego original . [33] Es la única parte de la Misa en griego en lugar del latín o el hebreo latinizado.
"El Gloria in Excelsis (Gloria a Dios en las alturas) es un himno antiquísimo y venerable con el que la Iglesia, reunida en el Espíritu Santo , glorifica y suplica a Dios Padre y al Cordero... Se canta o se dice los domingos fuera de Adviento y Cuaresma, y también en solemnidades y fiestas, y en celebraciones particulares de carácter más solemne". [34] El Gloria se omite en las Misas de réquiem (funerales y Misas de difuntos) en los días festivos ordinarios de los santos , los días de semana y las Misas votivas . También es opcional, de acuerdo con el grado de solemnidad percibido de la ocasión, en las Misas rituales como las celebradas para el matrimonio ("Misa nupcial"), la confirmación o la profesión religiosa , en las Misas de aniversario del matrimonio o la profesión religiosa, y en las Misas por diversas necesidades y ocasiones.
“A continuación el sacerdote invita al pueblo a orar y todos, juntamente con él, guardan un breve silencio para que tomen conciencia de estar en presencia de Dios y recuerden sus intenciones. Después el sacerdote pronuncia la oración que se suele llamar “ Colecta ” y en la que se expresa el carácter de la celebración” [35] .
Los domingos y solemnidades se dan tres lecturas de la Sagrada Escritura. En los demás días sólo hay dos. Si hay tres lecturas, la primera es del Antiguo Testamento (un término más amplio que las Escrituras hebreas , ya que incluye los Libros Deuterocanónicos ), o de los Hechos de los Apóstoles durante el tiempo pascual . La primera lectura es seguida por un Salmo Responsorial , un Salmo completo o una parte considerable de uno. Un cantor , coro o lector dirige, y la congregación canta o recita un estribillo. "Para que el pueblo pueda cantar más fácilmente la respuesta del Salmo, se han elegido textos de algunas respuestas y Salmos para las diversas estaciones del año o para las diversas categorías de santos. Estos pueden usarse en lugar del texto correspondiente a la lectura siempre que se cante el Salmo". [36] La segunda lectura es del Nuevo Testamento , típicamente de una de las epístolas paulinas . El lector comienza la mayoría de las lecturas con la declaración introductoria “una lectura del Libro de…” o “una lectura de la Carta a…”, y concluye cada lectura proclamando que la lectura es “la palabra del Señor”; la congregación responde diciendo “Gracias a Dios”. El lector será generalmente un voluntario designado de entre la congregación; cuando se dan dos lecturas no evangélicas, pueden ser dadas por dos lectores diferentes o por uno, según la preferencia local.
La lectura final y el momento culminante de la Liturgia de la Palabra es la proclamación del Evangelio . Ésta es precedida por el canto de la Aclamación del Evangelio, típicamente un Aleluya con un versículo de la Escritura, que puede omitirse si no se canta. El Aleluya es reemplazado durante la Cuaresma por una aclamación diferente de alabanza. Todos se ponen de pie mientras un diácono o, si no hay ninguno disponible, un sacerdote canta o lee el Evangelio . La lectura es introducida tradicionalmente con la frase "una lectura del Santo Evangelio según" seguida del nombre del evangelista. Para concluir la lectura del Evangelio, el sacerdote o el diácono proclama: "Palabra del Señor" y los fieles responden: "Alabado seas, Señor Jesucristo". El sacerdote o el diácono luego besa el libro. [37] Si participa un diácono, lee el Evangelio. Si no hay un diácono presente, el sacerdote celebrante o un concelebrante, si lo hay, lo proclama. [38]
Al menos los domingos y fiestas de precepto se hace la homilía , es decir , un sermón que se basa en algún aspecto de las lecturas o de la liturgia. Ordinariamente la hace el mismo sacerdote celebrante, pero puede confiarla a un sacerdote concelebrante o al diácono, pero nunca a un laico. En casos particulares y por causa justa, puede hacerlo un obispo o un sacerdote presente, pero que no pueda concelebrar. En los días que no sean domingos y fiestas de precepto, se recomienda la homilía, aunque no sea obligatoria. [39]
Los domingos y solemnidades, todos profesan su fe cristiana recitando o cantando el Credo de Nicea o, especialmente desde Pascua hasta Pentecostés, el Credo de los Apóstoles , que se asocia particularmente con el bautismo y se utiliza a menudo en las misas para niños.
La Liturgia de la Palabra concluye con la Oración Universal u Oración de los Fieles. El sacerdote la inicia con una breve introducción, luego un diácono, un cantor u otro laico anuncia algunas intenciones de oración, a las que la congregación responde con una breve invocación como “Señor, escucha nuestra oración”. El sacerdote concluye con una oración más larga.
El corporal de lino se extiende en el centro del altar y la Liturgia de la Eucaristía comienza con la colocación ceremonial del pan y el vino sobre él, que pueden llevarse al altar en procesión, especialmente si la Misa se celebra con una gran congregación. [40] El pan de trigo sin levadura (según la tradición de la Iglesia latina ) [41] se coloca en una patena y el vino (de uva) se pone en un cáliz y se mezcla con un poco de agua. Mientras el sacerdote coloca cada uno sobre el corporal, dice una oración silenciosa sobre cada uno individualmente, que, si este rito no está acompañado de canto, se le permite decir en voz alta, en cuyo caso la congregación responde a cada oración con: "Bendito sea Dios por siempre". Luego el sacerdote se lava las manos, "un rito en el que se expresa el deseo de purificación interior". [42]
La asamblea, que ha estado sentada durante este rito preparatorio, se levanta y el sacerdote exhorta a orar: «Orad, hermanos, para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios, Padre todopoderoso». La asamblea responde: «El Señor reciba de vuestras manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia». A continuación, el sacerdote pronuncia la oración variable sobre las ofrendas.
La Plegaria eucarística , «centro y cumbre de toda la celebración», [43] comienza con un diálogo entre el sacerdote y los fieles. Este diálogo se inicia con el saludo litúrgico habitual: «El Señor esté con vosotros», pero, en vista de la particular solemnidad del rito que comienza, el sacerdote exhorta a los fieles: «Levantad vuestros corazones». Los fieles responden: «Los elevamos hacia el Señor». El sacerdote introduce después el gran tema de la «Eucaristía», palabra que tiene su origen en el término griego que significa acción de gracias: «Demos gracias al Señor, nuestro Dios». Los fieles se unen a este sentimiento diciendo: «Es justo y necesario».
El sacerdote continúa con uno de los muchos prefacios temáticos de la Plegaria Eucarística, que conducen a la aclamación del Sanctus : «Santo, Santo, Santo es el Señor Dios de los ejércitos. Llenos están los cielos y la tierra de tu gloria. Hosanna en las alturas. Bendito el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en las alturas». [44]
En algunos países, entre ellos los Estados Unidos , los fieles se arrodillan inmediatamente después del canto o recitación del Sanctus. Si una persona no puede arrodillarse, hace una profunda reverencia después de la Consagración [45] – el Relato de la Institución que recuerda las palabras y acciones de Jesús en su Última Cena : “Tomen y coman todos de él: porque éste es mi cuerpo que será entregado por ustedes. ...Tomen y beban todos de él: porque éste es el cáliz de mi sangre, sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por ustedes y por muchos para el perdón de los pecados. Hagan esto en memoria mía.” [46] En muchos lugares, se hace sonar una campana consagrada después de la elevación de cada elemento. La tradición de elevar la hostia y el cáliz en alto después de la Consagración tiene su origen en la celebración ad orientem de la Misa, y se hace para que el pueblo pueda ver más fácilmente la Hostia. También es costumbre, en las solemnidades y otros días, que los monaguillos ofrezcan incienso a la hostia y al cáliz durante la elevación. Luego, el sacerdote anuncia: «El misterio de la fe», y los fieles responden con una aclamación , utilizando una de las tres fórmulas prescritas. [47]
La Plegaria Eucarística incluye la Epíclesis (que desde los primeros tiempos cristianos las iglesias orientales han considerado como el clímax de la Consagración), pidiendo que el Espíritu Santo transforme los elementos del pan y del vino y, por tanto, al pueblo en un solo cuerpo en Cristo. [48] Toda la parte de la Antífona que recuerda la pasión, muerte y resurrección de Cristo se llama Anamnesis .
Siguen las intercesiones por los vivos y por las almas del Purgatorio . Cuando hay sacerdotes concelebrando la Misa, se unen al celebrante principal en las oraciones centrales, hasta las intercesiones, que pueden dividirse entre ellos.
La antífona termina con una enfática doxología en la que el sacerdote eleva la patena con la Hostia y el diácono (si lo hay) eleva el cáliz, y el sacerdote o los sacerdotes proclaman de Cristo que "por él, con él, en él, en la unidad del Espíritu Santo, a ti toda gloria y honor, Padre Todopoderoso, por los siglos de los siglos", a lo que los fieles cantan o entonan el gran Amén. Este Amén es el asentimiento de los fieles a todo lo que Dios ha obrado a través de la consagración y representación del sacrificio de Cristo.
Tanto la doxología como el Gran Amén se cantan o se entonan preferentemente, de acuerdo con la Instrucción sobre la música en la liturgia , que dice: "No hay nada más religioso y más alegre en las celebraciones sagradas que la expresión de la fe y la devoción de todo el pueblo mediante el canto. Por eso se ha de promover con cuidado la participación activa de todo el pueblo, que se manifiesta en el canto... Debe incluir ante todo aclamaciones, respuestas a los saludos del sacerdote y de los ministros y a las oraciones en forma de letanía, y también antífonas y salmos, estribillos o respuestas repetidas, himnos y cánticos". [49]
El rito de la comunión comienza con una serie de ritos preparatorios, de los cuales el canto o rezo del Padrenuestro es el primero. En el contexto de esta preparación, adquieren un significado particular las peticiones del pan de cada día y del perdón de las culpas. Después de una invitación del sacerdote, el sacerdote y el pueblo recitan juntos el Padrenuestro. El sacerdote añade un desarrollo de la petición final, conocida como embolismo : «Señor, líbranos de todo mal, concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, estemos siempre libres de pecado y protegidos de toda angustia, mientras aguardamos la feliz esperanza y la venida de nuestro Salvador Jesucristo». A continuación, los fieles recitan la doxología : «Porque tuyo es el reino, el poder y la gloria por los siglos de los siglos». [50]
Durante la recitación conjunta del Padrenuestro, se le ordena excepcionalmente al sacerdote que extienda sus manos en la posición orans . En la liturgia, el sacerdote normalmente adopta esta postura solo cuando reza en voz alta y solo mientras la congregación está en silencio. Otras oraciones dichas por el sacerdote con el pueblo, como el Sanctus en cada Misa, se dicen con las manos unidas. Esta excepción fue introducida por el Papa Pío XII , quien solo en el contexto de sus reformas litúrgicas de Semana Santa permitió a la congregación unirse al sacerdote para rezar el Pater noster , siempre que pudieran rezarlo en latín . [51] [52] [53] En algunos lugares, los miembros de la congregación han adoptado la postura orans como el sacerdote [54] o se han tomado de la mano. La conferencia de obispos de los Estados Unidos afirma: "No se prescribe ninguna posición en el Misal Romano para un gesto de la asamblea durante el Padrenuestro". Algunos reconocidos expertos en las rúbricas del Rito Romano, los liturgistas Edward McNamara y Peter Elliott , deploran la adopción de cualquiera de estas posturas por parte de la congregación como cuerpo, [55] [56] y ambas están sujetas a controversia. [57] [58] [59] [60] [61] [62]
El Rito de la Paz , la pax , es el segundo rito preparatorio para la recepción de la Sagrada Comunión. Después de orar: «Señor Jesucristo, que dijiste a tus Apóstoles: La paz os dejo, mi paz os doy; [63] no mires nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y concédele benignamente la paz y la unidad según tu voluntad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos», el sacerdote desea a los fieles la paz de Cristo: «La paz del Señor esté siempre con vosotros». El diácono o, en su ausencia, el sacerdote puede entonces invitar a los presentes a ofrecerse mutuamente el signo de la paz. La forma del signo de la paz varía según la costumbre local para un saludo respetuoso (por ejemplo, un apretón de manos o una reverencia entre desconocidos, o un beso/abrazo entre miembros de la familia).
El tercer rito preparatorio es el de la fracción y mezcla . El sacerdote parte la hostia y coloca un trozo en el cáliz principal; esto es importante porque simboliza que el Cuerpo y la Sangre de Cristo están presentes uno en el otro. Mientras tanto, se canta o recita el « Cordero de Dios » (« Agnus Dei » en latín). [64]
El sacerdote presenta entonces el Pan eucarístico a la asamblea, diciendo: «He aquí el Cordero de Dios, he aquí el que quita los pecados del mundo. Bienaventurados los que son llamados a la cena del Cordero». [65] Entonces todos repiten: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, pero di una palabra y mi alma sanará», [66] lo cual es una referencia en el Evangelio de Mateo a un centurión romano que manifiesta una fe ejemplar en Jesús al sanar a su siervo, diciendo que la palabra de Jesús sola era suficiente. El sacerdote recibe entonces la Comunión. A continuación, si se requieren ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión , pueden acercarse en este momento al sacerdote y presentarse para la Comunión. [67] Con la ayuda del diácono y los concelebrantes y, si es necesario, de los ministros extraordinarios de la Sagrada Comunión, el sacerdote distribuye entonces la Comunión a los fieles. [68]
Según la doctrina de la Iglesia Católica recibir la Sagrada Comunión en estado de pecado mortal es pecado y sólo pueden recibirla quienes están en estado de gracia, es decir, sin ningún pecado mortal. [69] Basándose en 1 Corintios 11:27-29 afirma lo siguiente: “Quien tenga conciencia de haber cometido un pecado mortal no debe recibir la sagrada Comunión, aunque experimente una profunda contrición, sin haber recibido antes la absolución sacramental , a no ser que tenga un motivo grave para recibir la Comunión y no haya posibilidad de confesarse.” [70] [71] [72]
Los fieles reciben la comunión de rodillas o de pie, según lo decida la Conferencia Episcopal. [73] Por ejemplo, la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos ha decretado que «la Sagrada Comunión se recibe de pie, aunque los fieles pueden elegir recibirla de rodillas», [74] mientras que la de Inglaterra y Gales dice: «En las diócesis de Inglaterra y Gales la Sagrada Comunión se recibe de pie, aunque los fieles pueden elegir recibirla de rodillas. Sin embargo, cuando comulgan de pie, se recomienda que los fieles se inclinen en reverencia antes de recibir el Sacramento». [75]
El ministro que distribuye dice: “El Cuerpo de Cristo” o “La Sangre de Cristo”, [76] o “El Cuerpo y la Sangre de Cristo” si ambos se distribuyen juntos (por intinción ). [77] El comulgante responde: “Amén”. En la mayoría de los países, el comulgante puede recibir la Hostia consagrada ya sea en la lengua o en la mano, a su propia discreción. Si es en la mano, debe hacerse a un lado y consumir reverentemente la Hostia inmediatamente. [78]
Mientras se distribuye la comunión, se recomienda cantar un canto o himno apropiado, para subrayar la naturaleza esencialmente "comunitaria" del cuerpo de Cristo. [79] Si no hay canto, la asamblea, algunos de ellos o un lector pueden recitar una antífona breve ; de lo contrario, el sacerdote la recita justo antes de distribuir la comunión. [80]
«Los vasos sagrados son purificados por el sacerdote, el diácono o un acólito instituido después de la Comunión o después de la Misa, siempre que sea posible en la credencia». [81] Luego el sacerdote concluye la Liturgia de la Eucaristía con la Oración después de la Comunión, para la cual los fieles son invitados a ponerse de pie.
Después de la oración después de la Comunión, se pueden hacer anuncios, que el Misal dice que deben ser breves. A continuación, el sacerdote da el saludo litúrgico habitual e imparte la bendición. La liturgia concluye con un diálogo entre el sacerdote y la asamblea. El diácono, o en su ausencia, el mismo sacerdote, despide a los fieles. La edición de 2011 del Misal añade nuevas versiones de la despedida. [82] [83]
Los fieles responden: "Gracias a Dios". El sacerdote y los demás ministros veneran entonces el altar con un beso, forman una procesión y salen del presbiterio, preferiblemente con un himno de salida o un canto del Graduale, cantado por todos. Algunas prácticas incluirán una antífona mariana (por ejemplo, Ángelus, Ave María, etc.) antes del himno de salida. [ cita requerida ]
Terminada la misa, los fieles pueden retirarse o quedarse un rato, rezar, encender velas votivas en los altares de la iglesia, conversar entre ellos, etc. En algunos países, incluido Estados Unidos, el sacerdote acostumbra a situarse fuera de la puerta de la iglesia para saludar individualmente a los fieles cuando salen.
Excepto durante el Triduo Pascual , no se establecen límites para el tiempo de celebración de la Misa. La regla tradicional incluida en el Código de Derecho Canónico de 1917 , que prohibía (excepto en cierta medida la noche de Navidad) la celebración antes de una hora antes del amanecer o después de una hora después del mediodía, [84] fue flexibilizada en las reformas litúrgicas del Papa Pío XII y completamente abolida en las del Concilio Vaticano II .
Desde el Concilio Vaticano II , el tiempo para cumplir con la obligación de asistir a la Misa del domingo o de un día de precepto comienza ahora en la tarde del día anterior, [85] [86] y la mayoría de las iglesias parroquiales celebran la Misa del domingo también el sábado por la tarde. Por larga tradición y ley litúrgica, la Misa no se celebra en ningún momento el Viernes Santo , sino la Celebración de la Pasión del Señor (con hostias consagradas en la Misa de la Cena del Señor el Jueves Santo). Tampoco puede celebrarse la Misa del Sábado Santo antes de la Vigilia Pascual (el comienzo de la celebración del Domingo de Pascua, que habitualmente comienza solo después de la puesta del sol, completando el Triduo Pascual que comenzó el jueves).
Los sacerdotes están obligados a celebrar la Misa con frecuencia y se les recomienda encarecidamente que lo hagan diariamente. [87] Sin embargo, "fuera de los casos en que el derecho permite celebrar o concelebrar la Eucaristía varias veces en el mismo día, un sacerdote no puede celebrar más de una vez al día" [87] y "un sacerdote no puede celebrar el Sacrificio Eucarístico sin la participación de al menos uno de los fieles, a no ser que haya una causa justa y razonable para hacerlo". [87]
Los sacerdotes tienen la obligación, por su cargo, de celebrar la Misa, al menos los domingos, por los fieles a los que están destinados. El obispo de la diócesis [88] y el párroco [89] tienen la obligación de celebrar o hacer que otro sacerdote celebre, todos los domingos o días de precepto , una Misa «pro populo», es decir, por los fieles confiados a su cuidado.
Para los sacerdotes de la Iglesia latina, hay algunas excepciones generales a la limitación de celebrar sólo una Misa al día. [90] Por tradición, pueden celebrar la Misa tres veces el día de Navidad (la Misa de Medianoche o "Misa de los Ángeles", la Misa del Alba o "Misa del Pastor", y la Misa del Día o "Misa del Verbo Divino", cada una de las cuales tiene sus propias lecturas y cantos).
El día de los Fieles Difuntos , también se puede celebrar la Misa tres veces, en virtud de un privilegio otorgado a todos los sacerdotes por el Papa Benedicto XV en agosto de 1915; sólo una de las tres Misas puede ser por las intenciones personales del sacerdote, mientras que las otras dos Misas deben ser por todos los fieles difuntos y por las intenciones del Papa. Un sacerdote que ha concelebrado la Misa Crismal, que puede tener lugar en la mañana del Jueves Santo, también puede celebrar o concelebrar la Misa de la Cena del Señor esa tarde. Un sacerdote puede celebrar o concelebrar tanto la Misa de la Vigilia Pascual como la Misa del Domingo de Pascua (la Vigilia Pascual "no debe comenzar antes del anochecer; debe terminar antes del amanecer del domingo"; y por lo tanto puede tener lugar a medianoche o en las primeras horas de la mañana de Pascua). Finalmente, un sacerdote que ha concelebrado la Misa en una reunión de sacerdotes o durante una visita pastoral de un obispo o de un delegado del obispo, puede celebrar una segunda Misa para el beneficio de los laicos.
Además de estos permisos generales, el Ordinario del lugar puede, por una buena razón, permitir a los sacerdotes celebrar dos veces (en ese caso se dice que " binan ") los días laborables, y tres veces ("trinan" o "trinación") los domingos y días festivos (canon 905 §2). Algunos ejemplos serían si un párroco necesitara celebrar la misa diaria habitual y programada de una parroquia y un funeral más tarde en la mañana, o tres misas para dar cabida a todos los feligreses de una parroquia muy poblada los domingos. En circunstancias particularmente difíciles, el Papa puede conceder al obispo diocesano permiso para dar a sus sacerdotes facultades para trinar los días laborables y cuadrinar los domingos.
En muchos países, el poder del obispo para permitir a los sacerdotes celebrar dos o tres misas en un día es ampliamente utilizado, y es común que los sacerdotes asignados al ministerio parroquial celebren al menos dos misas en un domingo determinado, y dos misas en varios otros días de la semana. Se ha obtenido permiso para cuatro misas en un día para hacer frente a un gran número de católicos, ya sea en tierras de misión o donde las filas de sacerdotes están disminuyendo. Esto también sucede a veces en el caso de iglesias históricas que son inusualmente pequeñas en comparación con su número de feligreses, pero que no han sido reemplazadas debido a su carácter histórico.
* Por cualquier sacerdote de una parroquia para el pueblo; es decir, no se exige a los sacerdotes individuales que digan Misas en estos días per se, pero debe estar disponible una Misa en cada parroquia u oratorio para el pueblo.
** Según el propio juicio del párroco.
*** Por antigua costumbre, esto incluye la Primera Misa de Navidad "durante la noche", incluso si comienza un poco antes de la medianoche.
El tiempo que lleva celebrar la Misa varía considerablemente. Si bien la liturgia del Rito Romano es más breve que otros ritos litúrgicos, en ocasiones solemnes puede durar más de una hora y media. La duración de la homilía es un factor obvio que contribuye a la duración total. Otros factores son el número de personas que reciben la Comunión y el número y la duración de los cantos y otros cantos.
Durante la mayor parte del segundo milenio, antes de que el siglo XX trajera cambios, a partir de la recomendación del Papa Pío X de la comunión frecuente, la misa habitual se decía exactamente de la misma manera, estuvieran presentes o no otras personas además del monaguillo. No se daba ninguna homilía [91] y, en la mayoría de los casos, sólo el sacerdote recibía la comunión [92] . Los teólogos morales dieron sus opiniones sobre cuánto tiempo debía dedicar el sacerdote a celebrar una misa, un asunto sobre el que el derecho canónico y el Misal Romano guardaban silencio. Uno dijo que una hora no debía considerarse demasiado tiempo. Varios otros dijeron que, para evitar el tedio, la misa no debía durar más de media hora; y para ser dicha con la debida reverencia, no debía durar menos de veinte minutos. Otro teólogo, que daba media hora como el tiempo mínimo, consideraba que la misa no podía decirse en menos de un cuarto de hora, opinión apoyada por otros, incluido san Alfonso María de Ligorio , que decía que cualquier sacerdote que terminara la misa en menos de ese tiempo difícilmente podría ser excusado de pecado mortal. [93]
Una misa celebrada en relación con un rito particular, como una ordenación, una boda o una profesión de votos religiosos, puede utilizar textos proporcionados en la sección "Misas rituales" del Misal Romano. El rito en cuestión es, en la mayoría de los casos, un sacramento, pero la sección tiene textos especiales no sólo para las misas en las que se celebran el bautismo , la confirmación , la unción de los enfermos , el orden sagrado y el matrimonio , sino también para las misas con la profesión religiosa, la dedicación de una iglesia y varios otros ritos. La penitencia es el único sacramento que no se celebra dentro de un marco eucarístico y para el que, por lo tanto, no se proporciona una misa ritual. [ cita requerida ]
Los textos de la Misa Ritual no pueden usarse, salvo parcialmente, cuando el rito se celebra durante tiempos litúrgicos especialmente importantes o en fiestas de alto rango.
La Misa nupcial [94] es una Misa ritual en la que se celebra el sacramento del matrimonio . Si uno de los miembros de la pareja que se casa en una iglesia católica no es católico, se debe seguir el rito del matrimonio fuera de la Misa. Sin embargo, si el no católico ha sido bautizado válidamente, entonces, en casos excepcionales y siempre que el obispo de la diócesis dé permiso, puede considerarse adecuado celebrar el matrimonio dentro de la Misa, excepto que, según la ley general, no se da la Comunión al no católico ( Rito del Matrimonio , 8). La Misa nupcial contiene oraciones especiales para la pareja y, en la forma ordinaria del Rito Romano , puede ofrecerse en cualquier momento del año litúrgico, excepto durante el Triduo Pascual . [95]
Es costumbre que la Misa se celebre con una intención particular en mente. La intención puede estar relacionada con una donación dada por un miembro de la iglesia y pagada al sacerdote oficiante como estipendio de la Misa . [96] El Código de Derecho Canónico, canon 945, establece que
De acuerdo con la costumbre aprobada por la Iglesia, cualquier sacerdote que celebra o concelebra una Misa puede aceptar una ofrenda para aplicar la Misa a una intención específica. [97]