Wallis Simpson

Al morir el duque en 1972, la duquesa se recluyó y rara vez volvió a ser vista en público.

Su vida privada fue la fuente de múltiples especulaciones y todavía sigue siendo una figura controvertida en la historia británica.

Bessie Wallis Warfield era hija única y nació en Square Cottage, en el Monterey Inn, un hotel ubicado al otro lado de la carretera frente al Monterey Country Club, en Blue Ridge Summit, Pensilvania, Estados Unidos.

Al principio vivieron en la gran casa que Solomon compartía con su madre, en East Preston Street, 34.

[22]​ En 1920, Eduardo, príncipe de Gales, visitó San Diego, pero no conoció a Wallis en esa época.

En 1923, cuando Spencer fue destinado al Lejano Oriente como comandante del Pampanga, Wallis se quedó en los Estados Unidos y mantuvo una relación amorosa con el diplomático argentino Felipe Aja Espil.

[26]​ Un diplomático italiano la recordaba del tiempo que permaneció en China: «Su charla era brillante y tenía la costumbre de traer a colación el tema correcto de conversación con cualquier persona que entrara en contacto con ella y entretenerlos con ese tema».

[27]​ Según Hui lan-Koo, la segunda esposa del diplomático y político chino Wellington Koo, la única frase que Wallis aprendió en mandarín durante su estancia en Asia fue: «Joven, páseme el champán».

[31]​ Este rumor se extendió, pero nunca pudo demostrarse, y la esposa de Ciano, Edda Mussolini, lo negaba.

[42]​ Para 1934, el príncipe estaba muy enamorado, encontraba atractivas sus maneras dominantes y la abrasiva irreverencia hacia su posición; en palabras de su biógrafo oficial, se convirtió en «servilmente dependiente» de ella.

[47]​ Los cortesanos estaban cada vez más alarmados porque el romance comenzó a interferir con las actividades oficiales del príncipe.

[50]​ Sin embargo, la tesis sobre un romance es puesta en duda por el capitán Val Bailey, que conocía bien a Trundle y cuya madre tuvo un romance con este durante casi dos décadas,[51]​ y también por la historiadora Susan Williams.

[53]​ Cada vez era más evidente para la corte y los círculos gubernamentales que Eduardo tenía la intención de casarse con ella.

[58]​ En consecuencia, si bien no había una barrera impuesta por la ley civil para que Eduardo se casara, la posición constitucional era que un rey no podía casarse con una divorciada y permanecer como rey —de hacerlo entraría en conflicto con su papel de gobernador supremo—.

[60]​ En el Imperio británico era percibida por muchos como una mujer de «ambición ilimitada»,[61]​ que perseguía al rey por su riqueza y posición.

[60]​ Si Eduardo se hubiera casado en contra del consejo de Baldwin, el gobierno estaría obligado a dimitir, causando una crisis constitucional.

[76]​ Al principio, la familia real no aceptó a la duquesa ni la recibió formalmente, aunque Eduardo se reunió varias veces con su madre y sus hermanos después de la abdicación.

Allí, Wallis le dijo al embajador de Estados Unidos, Alexander W. Weddell, que Francia había perdido porque estaba «internamente enferma».

[24]​[94]​ Sus actitudes racistas hacia la población local —a los que llamaba «negros vagos y prósperos» en cartas a su tía— eran reflejo de su educación.

[95]​[96]​ En 1941, el primer ministro Winston Churchill se opuso enérgicamente cuando la pareja planeaba visitar el Caribe a bordo de un yate que pertenecía al magnate sueco Axel Wenner-Gren, a quien Churchill declaró «proalemán».

[97]​ El establishment británico desconfiaba de la duquesa; Sir Alexander Hardinge escribió que sus actividades antibritánicas estaban motivadas por un deseo de venganza contra un país que la había rechazado como reina.

Wallis no quiso acompañarle; en su estancia previa en Londres, el mes de octubre anterior, le había dicho a su marido: «Odio este país.

[101]​ También compraron una segunda residencia en el país, donde pronto se convirtieron en amigos íntimos de sus vecinos Oswald y Diana Mosley.

Más tarde, en 1967, la pareja se unió a la familia real en Londres cuando Isabel II desveló una placa para conmemorar el centenario del nacimiento de la reina María.

[114]​ Hasta que llegaron a un acuerdo con Isabel II en 1965, los duques tenían planeado que fuera enterrada en una parcela del Green Mount Cemetery en Baltimore, lugar donde estaba sepultado el padre de Wallis.

El playboy estadounidense Jimmy Donahue, heredero de la fortuna Woolworth, que además era homosexual, afirmó haber tenido una relación con la duquesa en la década de 1950, pero Donahue era conocido por sus bromas ingeniosas y su afinidad a hacer circular rumores.

[123]​ En 1956, la duquesa publicó sus memorias realizadas por un escritor fantasma, The Heart Has Its Reasons.

El autor Charles Higham dijo del libro, «los hechos fueron reordenados sin remordimientos en lo que equivalía a un lifting facial autorrealizado [...] reflejando en abundancia la personalidad de su autora, políticamente incorrecta, pero encantadora y conveniente».

[130]​ El galardonado escritor canadiense Timothy Findley, en su novela Famous Last Words de 1981, presentó a una «señora Simpson» manipuladora, pero también trágica.

[131]​ Kate Auspitz, en su novela de 2010, The War Memoirs of HRH Wallis, Duchess of Windsor, la retrata como un instrumento de los aliados, que la emplearon para hacer que el rey Eduardo VIII, simpatizante fascista, abandonara el trono.

Earl Winfield Spencer Jr. , primer esposo de Wallis, en 1920
Wallis Simpson, fotografiada junto al príncipe Eduardo , su futuro cónyuge. Fotografía realizada por Vincenzo Laviosa, 1934
Carta de abdicación de Eduardo VIII del Reino Unido
Adolf Hitler , fotografiado junto a los duques de Windsor durante la visita de estos últimos a la Alemania Nazi , 1937
Los duques de Windsor, fotografiados en 1963, durante su estancia en San Sebastián , Guipúzcoa ( España )
Los duques de Windsor con el presidente Richard Nixon durante un evento en la Casa Blanca en abril de 1970
Monograma de Wallis y Eduardo