[1][2] Se encuentra como elemento libre en la naturaleza, a menudo en combinación con el hierro y en muchos minerales.Se ha encontrado dióxido de manganeso, MnO2, pirolusita, en pinturas rupestres (dando un color negro).En el siglo XVII, el químico alemán Glauber, produjo por primera vez permanganato, un reactivo de laboratorio bastante utilizado.[3] Scheele también supuso que en la pirolusita se encontraba un elemento desconocido, pero fue Johan Gottlieb Gahn quien lo aisló por reducción del dióxido con carbono (1774), unos años después de los experimentos realizados en Viena por Ignatius Gottfried Kaim (1770), descritos en su obra "De metalleis dubiis" y que, a pesar de su escasa difusión, le confirman como el primer científico en aislar el manganeso.Destacan: pirolusita (MnO2), psilomelana (MnO2·H2O), manganita (MnO(OH)), braunita (3Mn2O3·MnSiO3), rodonita (MnSiO3), rodocrosita (MnCO3), hübnerita (MnWO4), etc.[7] Una vez que la exposición al manganeso ha sido elevada, la distribución y sus niveles son heterogéneos con nivel máximo de acumulación en el globo pálido (uno de los tres núcleos que forman los núcleos basales).[8] La intoxicación por manganeso puede producir procesos fisiopatológicos a nivel del sistema nervioso, más concretamente bloqueando la síntesis de neurotransmisores.[9] En los seres humanos y en las ratas con deficiencia crónica de hierro se ha visto que se acumula Mn en los ganglios basales debido a la competencia de ambos metales (Fe y Mn) por los transportadores que comparten.[9] La intoxicación aguda se conoce como manganismo,[8] el cual comienza a manifestarse con trastornos del sueño, excitación y euforia.[7] Predominan las lesiones cerebrales en los núcleos basales, con un cuadro similar al Parkinson,[8] faz inexpresiva y salivación.También está relacionada con la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) por degeneración de las neuronas motoras.[8] Además, recientes estudios genéticos han demostrado que las mutaciones homocigóticas en SLC30A10 conducen a la aparición de parkinsonismo familiar inducido por Mn.[8] La Fiebre del soldador se caracteriza por un corto periodo de latencia, tras el cual aparece la sintomatología que recuerda a una gripe: tos disnea, fiebre, dolor articular, náuseas, vómitos, confusión mental, etc., y profusa sudoración, todo lo cual persiste 24 horas.[9] Además puede producir teratogénesis, que si se producen durante la organogénesis (semanas 3-8) las consecuencias pueden ser fatales ya que este periodo es de máxima susceptibilidad pues las células embrionarias han perdido su carácter totipotencial.Estudios en humanos apoyan el valor potencial del uso de MIR para distinguir las personas con exposición al Mn.Para los sujetos expuestos al Mn durante un largo periodo de tiempo a bajas dosis o sujetos expuestos en el pasado, pero no el presente, ni la sangre ni la resonancia magnética proporcionan información convincente de exposición o intoxicación por Mn.Sin embargo el plasma o la relación Mn / Fe dan una medida más sensible.