[3] El intestino delgado absorbe los nutrientes necesarios para el cuerpo con ayuda de las bacterias simbiontes o flora intestinal.
[4] Su longitud oscila entre 3 y 7 metros (m), dependiendo de numerosas variables como la talla del individuo.
Cuando no funcionan bien las entradas entre las células (las uniones estrechas intercelulares) y en lugar de estar cerradas o prácticamente cerradas, como deberían estar, están abiertas sin control, se produce un aumento de la permeabilidad intestinal.
Esta apertura provoca que entren sustancias en el cuerpo y que, dependiendo de la predisposición genética de la persona, puedan desarrollarse enfermedades autoinmunes, inflamatorias, infecciones, alergias o cánceres, tanto intestinales como en otros órganos.
[4] El quimo que se crea en el estómago, formado por el bolo alimenticio mezclado con el ácido clorhídrico, pepsinógeno y otras sustancias a partir de movimientos peristálticos, se mezcla a su vez con las secreciones biliar y pancreática (además de la propia duodenal) para no romper las capas del intestino delgado (ya que este tiene un pH altamente ácido) y es llevado al duodeno.
La mucosa intestinal está especializada en la digestión y la absorción de nutrientes y para ello tiene que aumentar su superficie que da a la luz, de tres maneras: El epitelio intestinal de la mucosa está formado por diferentes tipos celulares que son: La lámina propia presenta un tejido conectivo laxo, con vasos y nervios.
El glicocálix es fundamental en la finalización del proceso digestivo, en cuanto a que es el último eslabón de la degradación.
De los elementos absorbidos, las grasas van al quilífero central, y las demás a la sangre.
En el tubo digestivo es característica la presencia de MALT, tejido linfoide asociado a mucosa.
Este tejido linfoide se encuentra en el corion o lámina propia de la mucosa.
[10] La anomalía vascular observada con más frecuencia es la angiodisplasia, que se define como un complejo vascular dilatado que se localiza en la superficie del tracto gatrointestinal, estando presente en un 40 % de las hemorragias de origen indeterminado.
[11] Este hecho se debe a varios factores, como el transcurrir rápido de un contenido principalmente líquido y con pocas bacterias.
El diagnóstico de estos, sin embargo, se revela complicada pues los síntomas iniciales pueden ser confundidos con otras enfermedades.