Jacques Maritain

Jacques, junto con Raïssa, se trasladó a Heidelberg en (1906-1908), donde logró una beca para estudiar biología bajo la dirección de Hans Driesch.Mantuvo vínculos estrechos con el reconocido filósofo tomista francés Réginald Garrigou-Lagrange hasta que su amistad sufrió una ruptura con motivo de la guerra civil española.Fustiga que la burguesía confunda la dignidad humana con la ilusoria imagen de un individuo abstracto sin dimensión comunitaria ni colectiva.El poder político se legitima si está al servicio del hombre.Pero un hombre concreto que no se entiende sin su dimensión comunitaria.Por eso la democracia es mucho más que el cumplimiento de unas reglas constitucionales.Pero este bien común no es la mera suma de los bienes particulares, pues, como Aristóteles nos enseña, incluso en el orden matemático seis es algo más que tres más tres.El hombre se compromete por completo en esta sociedad civil, su vida, sus bienes, su honor.No es el ser humano simple elemento sirviente del Estado.Este personalismo de Maritain es asiento básico para condenar toda forma de totalitarismo que siempre pretende absorber hasta las funciones más espirituales del ciudadano.Aunque resulta obvio, no está de más insistir, y es el propio Maritain quien lo expresa, que el individuo y la persona no son dos seres distintos: Según Maritain, el bien común implica tres elementos fundamentales: 1) redistribución, ayuda al desarrollo personal; 2) autoridad, es su fundamento; 3) moralidad intrínseca.De ahí que todo bien comunitario revierte sobre las personas, se redistribuye la participación común.La autoridad ha de imponerse solo tanto cuanto sea necesario a estos propósitos comunitarios.Y no se puede justificar el maquiavelismo para explicar la acción estatal.En 1947 presidió la delegación francesa en la segunda Asamblea General de la Unesco (México).Desde la creación de esa orden, en 1933, había ejercido influencia intelectual en ella.Sintetizó en torno al realismo tomista, la escolástica, las concepciones del iusnaturalismo o derecho natural de Francisco de Vitoria y Francisco Suárez y la doctrina católica.
El expresidente venezolano Rafael Caldera colocando flores en la tumba de Raissa y Jacques Maritain (1981).