Novicio dominico en Amiens, Ambroise Gardeil lo orientó hacia el tomismo; para perfeccionar su formación intelectual, lo envió a la Sorbona.
En Apologética su obra máxima es De Revelatione, en 2 vol., manual clásico, que vio la luz en 1918 (4 ed.
En Filosofía Garrigou-Lagrange pertenece a la Neoescolástica impulsada por la encíclica Aeterni Patris (1879) de León XIII.
Garrigou-Lagrange es, ante todo, un temperamento metafísico, un defensor del ser frente al fenómeno (cfr.
También en este campo se muestra inflexible con el «neomolinismo» y la teoría de Marín-Sola, poniendo de relieve su garra polémica y su entronque con el tomismo español del siglo XVI.
En 1909 leyó La evolución mística de Arintero, lo que ejerció en él un influjo parejo al libro L'Homme.
El proselitismo de Arintero ganó en Garrigou-Lagrange a su más valioso discípulo.
Garrigou-Lagrange lo declara: «Tuvo en mí gran influencia y me aclaró importantes puntos, que traté de exponer en seguida según la doctrina de Santo Tomás» (Evolución mística, Madrid 1952, L-LI).
En 1919 alentó la fundación de la revista «La vie spirituelle» y se convirtió en principal redactor; en 1923 reunió sus lecciones y artículos en Perfection chrétienne et contemplation selon S. Thomas d'Aquin et S. Jean de la Croix (Sant-Maximin, 2 vol.
Prosiguió ese camino y fueron apareciendo nuevas obras, culminando con Les trois âges de la vie intérieure, 2 vol.
esp. Buenos Aires, 1945), en la que, limando al máximo las aristas polémicas, expone los principios comúnmente admitidos.