Fue el líder del neotomismo católico en su época, y fue elegido miembro de la Academia Francesa en 1946.
[2] En ellas, defiende la metafísica, y define al hombre como animal metafísico por naturaleza, en contra de la tesis nietzscheana compartida por el Círculo de Viena.
[3] En 1948, Gilson publica una obra que le valdrá reconocimiento como metafísico: L'être et l'essence (El ser y la esencia) publicado en francés por Librairie philosophique J. Vrin y Being and some philosophers (El ser y los filósofos) publicado en inglés por el Pontificial Institute of Mediaeval Studies.
[5] La obra va desde Platón a Sartre, analizando como en cada forma de filosofar el ser ha sido entendido ya sea desde sólo la esencia (esencialismo) o ya sea desde la existencia sola (existencialismo), proponiendo ante la razón la propuesta de Tomás de Aquino como la más equilibrada y la que más hace justicia a la realidad.
Además fue un incansable defensor de la Filosofía Cristiana, sobre su real existencia, su historicidad, su importancia en la Historia del pensamiento en general y su tarea en la Filosofía, en la Teología y en la Iglesia católica.