Comprendieron dos grupos de guerras sucesivas que afectaron a las seis ex repúblicas yugoslavas.
Debido al choque entre el nacionalismo serbio (Slobodan Milošević), el croata (Franjo Tuđman) y el bosnio (Alija Izetbegović), se originó una guerra muy violenta.
Las guerras yugoslavas finalizaron dejando gran parte de la antigua Yugoslavia reducida a la pobreza, con una desorganización económica masiva e inestabilidad persistente en los territorios donde ocurrieron las peores luchas.
Tras la caída del bloque comunista, los deseos de independencia se acentuaron en la región, desencadenando un conflicto multilateral en Europa, el mayor desde la Segunda Guerra Mundial.
El gobierno federal ordenó al Ejército Popular Yugoslavo asegurar los pasos fronterizos de Eslovenia.
[5] El segundo conflicto también se llevó a cabo con la misma motivación pero devino abiertamente en un choque nacionalista, entre los nacionalismos serbio y croata, personificados en Serbia por el presidente Slobodan Milošević y en Croacia por el presidente Franjo Tuđman.
[9][10] Por otro lado una intervención serbia hubiera distraído unidades militares muy necesarias en otros frentes.
[13] Montenegro siempre fue el aliado más fiel de Serbia durante todo el conflicto.
Cuando la República Socialista Federal de Yugoslavia se desintegró oficialmente en 1992, Montenegro y Serbia decidieron mantenerse unidos formando la República Federal de Yugoslavia (luego se llamaría Serbia y Montenegro entre el 2003-06).
Todos los serbios de estas zonas pasaron a ser refugiados.
Los meses siguientes la OTAN ejecutó una campaña aérea contra posiciones del Ejército de la República Srpska, llamada Operación Deliberate Force.
En el acuerdo se establecía que el Sector Este sería controlado por la administración de la ONU (UNTAES).
La guerra en Kosovo terminó con los bombardeos de la OTAN contra las República Federal de Yugoslavia,[16] con el nombre en clave Operación Fuerza Aliada, aunque posteriores desórdenes generalizados en Kosovo estallaron en 2004.