El plebiscito permitía a los electores montenegrinos elegir entre la permanencia en Serbia y Montenegro o la independencia.
Esta "zona gris", que era prácticamente pronosticada por todas las encuestas, se correspondía con entre el 50 y el 55 % de votos favorables a la independencia.
En ese caso, el país estaría obligado por ley a independizarse, pero no sería reconocido internacionalmente.
En ese caso, el Gobierno de Montenegro tendría plena soberanía sobre su territorio, pero sus relaciones internacionales seguirían gestionadas por Serbia indefinidamente.
Tras la aprobación de la carta magna, el gobierno regional montenegrino decidió discutir la realización del plebiscito.
[4] Ya avanzada la noche y mientras aún continuaban los festejos, las estimaciones comenzaron a estrechar el margen de diferencia entre ambas posiciones.
Por otro lado, Mulatović afirmó que el «Sí» lograba tan solo el 54% de los votos, fracasando el proyecto.
Sin embargo, existían cerca de 19.000 votos (correspondientes a 45 mesas) que no habían sido escrutados.
[5] Sin embargo, la decisión tomada por Montenegro no solamente tendrá efectos dentro de su república.
Esto se considera la primera y única vez que en una edición mundial juega un equipo de una nación inexistente.