La palabra salón aparece por primera vez en Francia en 1664 (del italiano sala, que designaba a una gran estancia de recepción).
En ellos se reunieron las llamadas bas-bleues ('medias azules'), cuyo nombre siguió siendo sinónimo de mujer intelectual en los tres siglos siguientes.
Tras la derrota ante Prusia de 1870, los aristócratas franceses tendieron a llevar una vida más alejada del público.
La norteamericana Gertrude Stein, famosa lesbiana, hija de banqueros judíos, tuvo en las primeras décadas del siglo XX uno en París presentando en Sociedad a famosos marchantes de arte y pintores como Pablo Picasso.
Aunque el salón público fue prácticamente una invención francesa de principios del siglo XVII, y floreció más allí que en ningún otro país, también se propagó rápida (aunque desigualmente) por el resto de Europa; en los siglos XVIII y XIX la mayoría de las grandes urbes europeas tenía una anfitriona famosa, aunque los salones nunca fueron tan abiertos y abundantes como en Francia, donde llegaban a rivalizar entre sí.
En Inglaterra hubo salones organizados por lady Elizabeth Montagu y Hester Thrale en el siglo XVIII, siendo famoso en la época napoleónica el del barón Lord Holland, Henry Richard Vassal Fox y su esposa Elizabeth Vassal.
En Alemania, los más famosos tenían anfitrionas judías, como Henriette Herz y Rahel Varnhagen.
En el siglo XVIII, Aurora Sanseverino recibió a pensadores, poetas, artistas y músicos en Nápoles, convirtiéndose en una figura central de la Italia barroca.
El nombre «salón» permaneció, aunque la exposición fue pasando por otros lugares mientras se hacía esporádicamente bienal.
En 1748 se estableció un sistema de selección por jurado, y el salón siguió siendo un gran acontecimiento anual hasta que el gobierno retiró su patrocinio oficial en 1881.