Se sabe que en 1797 vivía sola en una casa arrendada del barrio de la Cruz de Piedra, en donde fue retratada por el pintor Antonio Andrade, por lo que para entonces ya debió ser una mujer notable en la sociedad quiteña.
[1] En 1805 adquirió la hacienda de Gregoria Salazar en la localidad de Cotocollao (hoy Ponceano), que le costó 800 pesos y después la tenía en arrendamiento a Pedro Calderón, que pagaba 151 pesos anuales por ella.
[4] Cuando se mudó a la casa parroquial junto a la iglesia de El Sagrario, Manuela ya era una conocida saloniere, término francés para describir a damas ilustradas que organizaban tertulias para discutir sobre política, literatura, ciencia, artes y también los cotilleos del día.
[1] Cuando pudo volver a la ciudad se refugió en casa de unos amigos, Miguel Silva y Antonia Luna, quienes vivían en el barrio de San Roque.
En 1901 el presidente Eloy Alfaro fundó el primer colegio laico de educación femenina en el país, nombrándolo como "Manuela Cañizares" en honor a la prócer.