Se cree que cuando era monja ya había tenido una relación amorosa con el soldado irlandés exiliado Arthur Dillon.
Ya en París, se introdujo con rapidez en los más selectos círculos gracias a sus relaciones "de cortesana pública", según el duque de Saint-Simon, con el entonces abate y ministro, y futuro cardenal, Guillermo Dubois.
Aprovechó este ascendiente para fomentar la carrera político-eclesiástica de su hermano Pierre-Paul Guérin de Tencin (1679-1758), al que le faltaba el carácter intrigante que a ella le sobraba; gracias a sus maniobras terminó este por ser nombrado en 1740 cardenal arzobispo de Lyon.
[1] Este salón se consagró primero a la política y a la economía, sirviendo de cuartel general para las transacciones del Banco de Law (calle Quincampoix); a él acudían en masa los especuladores llamados "ricos mississippianos".
Sin embargo, tras la muerte del consejero Fleury (1743) y de la Duquesa de Chateauroux en 1744, Claudine perdió toda su influencia en la Corte y abandonó toda veleidad con el poder, pues además enfermó gravemente del hígado en 1746, escribiendo en 1747 su última gran novela, Los males de amor.