En 1297 se concretó el tratado cuando el Papa Bonifacio VIII concedió la infeudación de Córcega y Cerdeña.
[1] Sin embargo la conquista no fue fácil, ya que a la oposición de los sardos se unía la guerra contra genoveses, rivales comerciales de los aragoneses en la zona.
El Tratado de Rastatt (1714) certificó el traspaso a Austria.
España siguió reclamando la soberanía sobre algunos territorios italianos, entre ellos Cerdeña, hasta su derrota en la Guerra de la Cuádruple Alianza, y finalmente renunció a sus reclamaciones en el Tratado de La Haya.
Así, con esta proclamación Cerdeña se integraba en el nuevo estado.