Los protocolos de los sabios de Sion (en ruso: Протоколы сионских мудрецов, transliterado como Protokoly Sionskij Mudretsov, usualmente abreviado a Сионские протоколы, Sionskie Protokoly) es un alegato antisemita falsificado[1][2][3] publicado por primera vez en 1902, cuyo objetivo era justificar ideológicamente los pogromos que sufrían los judíos en la Rusia zarista.[5][6][7] Este texto ha sido utilizado por individuos y grupos que pretenden inculcar el odio a los judíos.Este afirmó que los Protocolos eran obra del Primer Congreso Sionista, celebrado en 1897 en Basilea, Suiza.Todos los textos tienen en común la idea de que los judíos aspiran a dominar el mundo.Así lo hizo el estudioso italiano Cesare G. De Michelis en 1998, en una obra traducida al inglés y publicada en 2004, donde trata su tema como apócrifo.[26] En 1921 la princesa Catherine Radziwill dio una conferencia privada en Nueva York en la cual dijo que los Protocolos eran una falsificación realizada entre 1904 y 1905 por los periodistas rusos Matvei Golovinski y Manasevich-Manuilov bajo la dirección de Pyotr Rachkovsky, jefe del servicio secreto ruso en París.[27] En 1944 el escritor alemán Konrad Heiden identificó a Golovinski como un autor de los Protocolos.[32] Sin embargo, no existe evidencia que demuestre la existencia de una sociedad secreta con tal nombre.Jacob Brafman, un judío de Minsk, tuvo una pelea con agentes del kahal local tras lo cual se convirtió a la Iglesia ortodoxa rusa y escribió textos que polemizaban contra el Talmud y el kahal.Entre estas está La conqusta del mundo por los judíos (1878),[35] publicado en Basilea y escrito por Osman Bey (nacido como Frederick van Millingen).Así, si un préstamo es del 5%, el Estado, después de 20 años, ha pagado una suma igual al capital prestado.Durante la media noche, se aparece el diablo para contribuir con sus opiniones y conocimientos.El capítulo se parece mucho a una escena de la obra Giuseppe Balsamo (1848) de Alejandro Dumas, en la cual Joseph Balsamo, también conocido como Alessandro Cagliostro, y compañía planean el asunto del collar.[41] Al igual que con los Protocolos, muchos afirmaron que el ficticio "discurso del rabino" tenía un tono de autenticidad, independientemente de su origen: "Este discurso fue publicado en nuestra época, hace dieciocho años", se lee en un reportaje de 1898 del periódico La Croix, "y todos los Los acontecimientos que ocurrían ante nuestros ojos fueron anticipados en él con una precisión verdaderamente aterradora.Pero la conspiración y sus presuntos líderes, referidos como "los sabios de Sion", nunca existieron.Ese mismo año el reportero en Constantinopla del periódico británico The Times, Philip Graves, descubrió que en los Protocolos se había plagiado la obra de Maurice Joly y publicó sobre ello una serie de artículos.[54] Según el escritor Peter Grose, Allen Dulles, que estaba en Constantinopla desarrollando relaciones con las estructuras posteriores al Imperio otomano, descubrió "la fuente" de la documentación y la proporcionó a The Times.Nos ha enviado una copia del libro francés del cual se hace el plagio",[54] Ese mismo año Herman Bernstein publicó en los Estados Unidos un libro entero que documentaba la estafa[57] A pesar de esta amplia y extensa desacreditación, los antisemitas continuaron considerando los Protocolo como una importante evidencia fáctica.[59] El juez Walter Meyer, un cristiano que nunca antes había oído hablar de los Protocolos, concluyó lo siguiente: Vladimir Burtsev, un emigrado ruso antibolchevique y antifascista que expuso a numerosos agentes provocadores de la policía secreta zarista (la Ojrana) a principios del siglo XX, sirvió como testigo en el juicio de Berna.Un grupo de tres jueces los absolvió, sosteniendo que los Protocolos, aunque falsos, no violaban el estatuto en cuestión porque eran "publicaciones políticas" y no "publicaciones inmorales (obscenas) (Schundliteratur)" en el sentido estricto de la ley.[66] Fueron difundidos en Alemania por la prensa völkisch y dieron apoyo adicional a la «teoría de la puñalada por la espalda».[65] Entre los pocos textos que Hitler reconoció haber usado como fuentes para su obra Mi lucha estaban los Protocolos.[67] Su lectura por parte de Adolf Hitler, evidenciada en Mi lucha, fue determinante para avivar los prejuicios fanáticos del futuro dictador.[66] También en 1923 Gottfried Feder publicó El Estado alemán sobre las bases nacionales y sociales, con una introducción de Hitler.[69] En las palabras de Norman Cohn, esto sirvió a los nazis como «autorización del genocidio».Con todo, en 1943, le dijo a Goebbles que creía que eran "rigurosamente auténticos" porque "nadie puede emular de un modo tan genial el ansia judía de dominar el mundo tal y como los propios judíos la sienten".Tienen 16 años y se han adaptado a la situación mundial hasta este momento.Innumerables discursos políticos, editoriales y hasta dibujos animados se derivan de los Protocolos.[3][8] En textos oficiales educativos elaborados por la Autoridad Nacional Palestina se llegan a citar como referencia para «explicar» la política de Israel.[87] Hamás, la organización palestina, se apoya en parte sobre los Protocolos para justificar sus actos de terrorismo contra civiles israelíes.
Edición española de Los protocolos de los sabios de Sion.