Se trata de tendencias y comportamientos inconscientes que condicionan a la persona al intentar analizar la realidad.
En una creencia, todos aquellos individuos que compartan dicho deseo darán por buena una proposición y actuarán como si fuese verdadera, aunque no lo sea.
La antipatía, normalmente, se basa en información pasada y en la experiencia con un individuo o cultura (modo de comportamiento) en particular.
El prejuicio puede aparecer independientemente de la inteligencia del individuo, su nivel cultural y su capacidad para razonar.
En un contexto de mucho riesgo como el que tuvieron nuestros antepasados esta tendencia puede ser muy útil.
Sin embargo, argumentó que se puede seguir el método científico para, al menos, desechar las causas erróneas.
Sin embargo, la causalidad no puede ser simplificada pues existen muchos otros factores, variables desconocidas y explicaciones que pudieron generar el efecto.
Es una falacia porque basar la veracidad de una afirmación en las consecuencias no hace a la premisa más real o verdadera.
Ejemplo: «El presidente no ha robado fondos del Estado, porque si lo hubiera hecho, habría perdido las elecciones».
Juan aprovecha y crea una posición clara de ataque: «Yo pienso que sería estúpido encerrar a los niños todo el día sin respirar aire limpio».
De esta manera, Juan puede atacar una posición radical y fácil que Pedro nunca quiso dar a entender.
No confundir con la falacia de argumentum ad hominem, en el que se ataca a la persona para derrumbar su argumento.
En su versión más intensa puede derivar en acciones prejuiciosas cuando se cree que dicha bondad debe ser compartida o impuesta.
En su versión débil la falacia es solo un caso de generalización apresurada, que al final puede llevar fortuitamente a una conclusión acertada.
Es una falacia porque el mero hecho de que una creencia esté ampliamente extendida no la hace necesariamente correcta o verdadera.
Estas solo dependen de su aceptación mayoritaria, es decir, son totalmente dependientes del número, así que un argumento ad populum no es falaz en estos casos.
Esto se aplica solo para esos casos en los que ambas partes entiendan el término convención y no presupongan verdad en ello.
Esta falacia tiene como paradigma la siguiente frase: «Si no puedes convencerlos con tu brillantez, desconciértalos con todos los detalles».
Para realizar una aseveración semejante se debe comprender el contenido; en otro caso hay que abstenerse de hacerla.
Si se aplica argumentum verbosium se expondrían muchísimos datos, como el número de accidentes en los cinco años pasados, el número de personas que han muerto, luego lo mismo divididos por líneas aéreas y así hasta aportar 25 estadísticas diferentes.
Lo cual apunta a que muchos evitan el cuestionamiento debido precisamente al argumento por intimidación o Argumentum verbosium.
Si todo esto no funciona, se debe buscar activamente un mejor divulgador y mostrar disconformidad abandonando la sala.
Un tipo especial de esta falacia es la falacia argumentum ad crumenam, donde se considera más veraz una afirmación porque la persona que la realiza es rica o, por el contrario, en argumentum ad lazarum, porque es una persona pobre o de clase más baja quien la realiza.
Por otro lado, esta falacia también supone que mantener el statu quo es preferible a la posibilidad de un cambio, lo cual puede ser también incorrecto.
Es decir, ligar el resultado a un acierto debe hacerse con otros argumentos más que la pura cancelación de dos efectos nocivos.
Segundo ejemplo: «Juan: El político X mintió cuando habló sobre P. Pedro: Sí, muy bien, pero no estás teniendo en cuenta que tu político Y también mintió cuando habló acerca de Q.» La falacia del costo irrecuperable, o falacia del Concorde, se produce cuando alguien realiza una inversión que parece ser no rentable y razona de la siguiente manera: «No puedo parar ahora, de otra manera lo que he invertido hasta el momento se perderá».
O en una situación optimista cuando los beneficios laterales disminuyan a partir de cierta barrera considerada mínima para el proyecto.
Es decir, si la pregunta es sobre una supuesta corrupción fiscal, la respuesta sería hablar sobre lo buena persona, eficiente y honrada que es tu familia en casa.
Veamos otros ejemplos, no relacionados con el problema de Monty Hall y donde las decisiones sí son totalmente independientes.
Esta frase es falaz porque los aspectos visibles y faciales no representan una ventaja para la supervivencia en el entorno natural actual.