En el siglo XVIII, «la herejía» fue aclarada para significar judaísmo e islamismo; junto con el total paganismo, esto creó una cuádruple clasificación que generó trabajos como Nazarenus, or Jewish, Gentile, and Mahometan Christianity de John Toland, que representó a las tres religiones abrahámicas como «naciones» diferentes o sectas dentro de la propia religión, el verdadero monoteísmo.
El mayor problema en este acercamiento era la existencia del islamismo, una religión que había sido «fundada» luego de la cristiandad y que había sido experimentada por los cristianos como prosperidad intelectual y material.
Como resultado, su acercamiento a las religiones mundiales no fue tomado seriamente por el mundo académico por un tiempo.
Suzuki y Alan Watts, quienes influyeron enormemente en la concepción pública de las religiones del mundo.
[5] En la última mitad del siglo XX, la categoría de «religión del mundo» cayó en serios cuestionamientos, especialmente por delimitar paralelos entre culturas vastamente diferentes y, por ende, crear una separación arbitraria entre los religioso y lo secular.
[8][9] Los cristianos en la antigüedad reconocían a los judíos como una religión inspirada por Dios pero deficiente en cuanto al rechazo del que consideraban era el Mesías y clasificaban al resto de religiones y a las ramas separadas dentro del mismo cristianismo como herejías o paganismo.
Ya para la Era Victoriana en general se reconocía a las «cinco grandes»; judaísmo, cristianismo, islamismo, budismo e hinduismo como las principales.
Las tradiciones religiosas caen en supergrupos dentro de la religión comparada, organizadas por el origen histórico y las influencias mutuas.
Otro grupo con influencia suprarregional son las religiones afroamericanas, que tienen sus orígenes en África Central y Occidental.
En muchos países, como la República Popular China, los gobiernos comunistas han desalentado la religión, haciendo difícil contar el número real de creyentes.