[4] Además de Gonzalo Vial,[3] la existencia del Plan Z fue defendida por el autor cubano Juan Vivés,[5] actualmente exiliado.Décadas después del fin de la dictadura militar, su existencia fue contradicha por Federico Willoughby, primer vocero de la Junta Militar[3][6][7] y por Hernán Millas y Abraham Santibáñez, periodistas que lo habían difundido en la revista Ercilla.[8] Tanto Arturo Fontaine, ex director del diario El Mercurio, como Gustavo Leigh, afirmaron no tener clara su autenticidad.En ese momento, Vial dirigía la revista Qué Pasa, medio opositor a Allende integrado por Cristián Zegers, Jaime Martínez y Hermógenes Pérez de Arce[20].Vial explica en una entrevista al diario La Tercera en 2002 que su equipo se mantuvo en contacto con un oficial de la Armada que les entregó varios documentos que habría recogido en allanamientos[4] De acuerdo al relato del historiador, dentro de estos documentos se encontraba el «Plan Z».[4] Sin embargo, estos documentos con los supuestos «comandos» y nóminas de personas a ser asesinadas nunca se publicaron, ni tampoco se conoció el resultado de una investigación al respecto.[20] Creada en 1971, la integraban también los abogados Cristián Zegers, Jaime Martínez y Hermógenes Pérez de Arce.La versión que ha dado Vial es que él, a través de intermediarios, planteó a la junta la necesidad de escribir un libro blanco para explicar los motivos del golpe militar.Vial comenzó a trabajar, y lo hizo con sus hombres del Grupo Portada.Radic señaló que los documentos habrían sido encontrados en unidades militares, la CORFO y el Banco Central.Uno de los documentos era una carta de Fidel Castro a Allende, que luego entraría en el libro[20] "Pedía los documentos y se los enseñaba a Gonzalo Vial, que trabajaba mucho en su casa, recuerda.[20] Cada capítulo terminado caía en manos de Radic, quien se los mostraba al almirante Carvajal.Funcionarios de la CIA que elaboraron el informe lo explican en las siguientes palabras:[15] La violencia que exhibió la dictadura durante su llegada al poder requería de una justificación, sirviendo el Plan Z para tal propósito.[15] Complementando esta visión, la Comisión Valech, afirma lo siguiente con respecto a las motivaciones de la última dictadura militar para justificar las medidas represivas contra personas asociadas a la izquierda política: La difusión del «Plan Z» sirvió para unificar el actuar de las filas militares.La campaña de difusión del supuesto Plan Z refería a ciertos documentos como pruebas, los que jamás fueron referenciados.[28] En tal informe, la CIA afirma que el Plan Z fue desinformación de la Junta Militar.[34] Por otro lado, Patricio Aylwin, político del Partido Demócrata Cristiano, sostuvo una visión similar a la de Vial en una entrevista dada en 1973:[14] Según sus declaraciones, Salvador Allende invitaría a almorzar a los altos mandos de las Fuerzas Armadas ese día para que los miembros del GAP, disfrazados de mozos, los acribillaran en el comedor.[6] Semana tras semana, los detalles atribuidos a esta plan conspirativo se fueron ampliando, incluyendo el propio asesinato de Salvador Allende durante «una segunda fase del plan» según afirmó Ewing en una nueva conferencia de prensa.[14] Los detalles atribuidos al denominado Plan Z también fueron adaptados a nivel regional, inventándose una serie de planes armados donde supuestamente se encontraban implicados militantes y autoridades del gobierno de la Unidad Popular.De forma más detallada, se les acusó de formar parte de operaciones "extremistas" orientadas a destruir tranques e iglesias del Valle del Elqui durante una festividad religiosa para lo cual los explosivos "..serían colocadas en el entretecho, estudiado para que el desastre ocurriera cuando se realizara el primer acto, cuál era la misa de la tarde, es decir cuando los feligreses se encontraran adentro."[36].En último lugar, el Libro Blanco establece que entre 10.000 a 15.000 extranjeros "extremistas" participarían en la operación tras su ingreso en calidad de turistas, diplomáticos y refugiados, procediendo desde Argentina, Brasil, Uruguay, Nicaragua, entre otros[36].En su capítulo dos,[20] reproduce los supuestos documentos que figuraban en el Plan Z: seis hojas tamaño oficio, mecanografiadas a espacio doble, las cuales tienen un extenso número 2 cubriendo toda la página, sin dificultar su lectura.Esta sería una medida de seguridad para reconocer alguna posible copia o filtración."Las unidades militares descabezadas serán rápidamente controladas por los elementos leales que hemos logrado infiltrar en sus organizaciones".