Abraham Santibáñez

Durante su infancia se mudaron varias veces, en busca de aires apropiados para la enfermedad pulmonar del padre.

Finalmente se radicaron en la comuna de La Cisterna, instalando la primera farmacia del lugar, donde los cisterninos acudían a comprar remedios a cualquier hora y además obtener un buen consejo de "la señora Bertita".

De sus estudios secundarios, siempre recuerda con afecto su paso por el Instituto Nacional General José Miguel Carrera, y el intento de continuar el negocio familiar, con un año de estudio en Química y Farmacia donde en realidad se dedicó a hacer diarios murales, según sus propias palabras.

Su primer trabajo -en calidad de periodista egresado- fue en el semanario La Voz (1959-1965), del Arzobispado de Santiago, actividad que lo llevó a ser testigo presencial del Concilio Vaticano II en Roma.

En 1968 contribuyó a la reformulación de la revista Ercilla, aplicando los conceptos de la fórmula Time; en dicha revista trabajó desde 1968 a 1976 primero como editor internacional y luego como subdirector.