La cronología tradicional divide a la historia de Mesoamérica en tres grandes períodos, que son llamados Preclásico, Clásico y Posclásico.
Aparecida en la primera mitad del siglo XIX, en el marco del Romanticismo europeo que tornaba su mirada con especial interés hacia el pasado, la cronología convencional para Mesoamérica toma como punto de referencia el esplendor de los mayas, expuesto a los ojos del mundo occidental gracias a las obras Incidents of travel in Central America, Chiapas and Yucatan e Incidents of travel in Yucatan, de John Lloyd Stephens y Frederick Catherwood, con los mayas, convertidos en «griegos del Nuevo Mundo».
La validez de los hallazgos de cerámica Pox en Puerto Marqués (Guerrero, México) ha sido cuestionada por arqueólogos que no comparten la cronología convencional mesoamericana,[2] pero también por otros que la han empleado, como Michael D. Coe o Christine Niederberger.
De hecho, lo que la cronología tradicional suele encuadrar como la historia mesoamericana propiamente dicha, Piña Chan la dividió en dos grandes períodos.
Por otra parte, Piña Chan cayó en el mismo error de Eric Wolf al concebir como teocracias a los estados que se desarrollaron en el tercer período de su cronología —correspondiente al Preclásico y al Clásico en la cronología tradicional— y como estados militaristas a los que florecieron entre los siglos X y XVI —el Posclásico de la cronología convencional—.
Como las investigaciones arqueológicas han mostrado posteriormente, todas las sociedades mesoamericanas, desde los olmecas hasta los mexicas, tuvieron actividad belicosa.
Ambos hitos han sido datados tradicionalmente a mediados del tercer milenio antes de la era cristiana, pero en circunstancias que a decir de algunos especialistas, incluidos el propio Duverger y Christine Niederberger (2005), son «sospechosas» o «insuficientemente sustentadas».