Tienen por objeto aprovechar el potencial eólico, circunstancia que supone un ambicioso programa de desarrollo industrial, tecnológico y socioeconómico asociado a criterios de sostenibilidad ambiental.
El mayor crecimiento se ha producido en los últimos años, desde los 88 MW instalados a finales del 2001, hasta los actuales, pasando por los 773 MW registrados a finales de 2006.
Se espera que dicha potencia siga creciendo en los próximos años aunque tal vez a menor ritmo, condicionada a las posibilidades de incorporación de nuevas unidades de producción al sistema eléctrico nacional, a su vez materializada por las preasignaciones a nuevos parques, mecánica competencia del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.
Aunque el Plan Eólico de Castilla y León data del año 2000, por lo que podríamos decir que hoy ha quedado ampliamente superado en lo que a previsiones se refiere, puede ser interesante hacer un recordatorio de su mecánica de trabajo.
De la superposición de ambos factores genera tres alternativas denominadas: Conservacionista, sostenible y desarrollista, según se haga primar la protección ambiental o los aspectos socioeconómicos y técnicos.