El oído es un órgano sensorial que permite percibir los sonidos, formando el sentido de la audición,[1] y en mamíferos también se encarga del equilibrio.
En primer lugar se realiza la captación de las ondas sonoras gracias a la membrana del tímpano.
En segundo lugar la señal mecánica recogida por el tímpano debe transformarse en impulsos nerviosos, proceso que ocurre en el oído interno.
En tercer lugar los impulsos nerviosos a través del nervio auditivo son enviados al cerebro para ser procesados en la corteza cerebral.
[5] El oído medio es una cavidad llena de aire que está separada por el tímpano del conducto auditivo externo y entra en comunicación con el oído interno a través de dos pequeños orificios: la ventana oval y la ventana redonda.
[8] El vestíbulo se divide en dos sectores que se llaman utrículo y sáculo, mientras que la cóclea o caracol contiene el órgano de Corti responsable de transformar la energía mecánica de las ondas sonoras en impulsos eléctricos que posteriormente se transmiten al cerebro a través del nervio auditivo o nervio vestíbulococlear.
Por lo tanto en cuanto a transmisión del sonido, la rampa vestibular y media se consideran como una única cámara.
Para que se produzca la audición las ondas sonoras deben penetrar por el conducto auditivo externo hasta alcanzar el tímpano.
En diferentes culturas las orejas se han adornado con joyas perforando el lóbulo de esta.
[13] La lesión en las orejas ha estado presente desde la época romana como método de reprimenda o castigo..[14] El pabellón auricular tiene un efecto sobre la apariencia facial.
En las sociedades occidentales, las orejas protuberantes (presentes en aproximadamente el 5 % de los europeos étnicos) se han considerado poco atractivas, sobre todo si son asimétricas.
[20] Las orejas puntiagudas son una característica común de muchas criaturas en el género fantástico,[21] incluyendo elfos,[22][23][24] hadas,[25][26] duendes,[27] hobbits,[28] u orcos.