[10] La pareja decidió hacer una parada en la capital francesa antes de dirigirse a Londres y tras haber pasado nueve días a bordo del Jonikal, un yate propiedad de Al-Fayed, en las rivieras francesa e italiana.
[11] Tanto Diana como Dodi tenían pensado pasar solo una noche en París; Mohamed era dueño del Hotel Ritz y vivía en un apartamento ubicado en la rue Arsène Houssaye, a poca distancia del hotel, junto a la avenida de los Campos Elíseos.
Hacia las 17:45, Dodi acudió en coche con Trevor Rees-Jones (miembro del personal de seguridad al servicio de la familia Al-Fayed) a la joyería Repossi, ubicada a pocos metros del hotel, con intención de comprar un anillo para Diana, quien entre tanto habló por teléfono con el periodista Richard Kay desde la suite imperial del Ritz, llamando posteriormente a sus hijos, quienes se encontraban en el Castillo de Balmoral (previamente había hablado con su consejera espiritual Rita Rogers).
[25] Tras girar a la derecha y volver a frenar, esta vez durante más de 32 metros, el Mercedes se desvió hacia la izquierda y chocó frontalmente contra la decimotercera columna del paso subterráneo.
[31] Todavía consciente, Rees-Jones sufría múltiples heridas faciales así como laceraciones en la lengua, una fractura en una muñeca y una contusión en la cabeza[38] pese a que los airbags habían funcionado correctamente.
[39] Diana, quien ocupaba el asiento trasero derecho, también se encontraba consciente;[32] gravemente herida, la princesa murmuró al parecer repetidas veces «oh, Dios mío», diciendo «Dios, cómo duele, cómo duele» cuando llegaron los servicios de emergencia (supuestamente, Diana susurró «dejadme en paz» después de que los fotógrafos hubiesen sido alejados del coche por la policía y justo antes de que se le colocase una mascarilla de oxígeno y perdiese el conocimiento).
Durante el trayecto sufrió un paro cardiorrespiratorio al nivel del puente de Austerlitz, lo que obligó al médico que iba con ella, el doctor Jean-Marc Martino, a detener la ambulancia en un costado de la carretera para efectuar un masaje cardíaco.
Poco después de llegar al hospital la princesa sufrió un shock hemorrágico seguido de otro paro cardíaco, por lo que se procedió a realizar una toracotomía de emergencia la cual reveló una grave hemorragia interna:[47] su corazón se había desplazado al lado derecho del pecho, lo que había producido el desgarro de la arteria pulmonar y el pericardio (un primer informe policial la describió en estado de coma vígil y con lesiones en el pecho, heridas sangrantes en la cabeza y el glúteo derecho y múltiples fracturas en el brazo derecho, definiendo su condición como muy grave).
Pese a las inyecciones de adrenalina, la realización de masajes cardíacos y la práctica de descargas eléctricas para hacer que el corazón volviese a latir, la princesa no pudo superar la hemorragia y murió en el hospital hacia las 4:00 horas,[48][49] anunciando su deceso el Ministro del Interior Jean-Pierre Chevenement y el embajador del Reino Unido en Francia Michael Jay a las 6:00 en una rueda de prensa en La Salpêtrière,[30][50] mientras que los médicos Bruno Riou y Alain Pavie informaron acerca de las intervenciones llevadas a cabo para intentar salvar su vida.
[51] Más tarde esa misma mañana, el primer ministro Lionel Jospin acudió al hospital.
[60] La investigación francesa concluyó finalmente que el accidente fue provocado por Paul, quien perdió el control del coche yendo a gran velocidad bajo los efectos del alcohol y varios medicamentos:[61] Prozac, un antidepresivo; Noctamid, un somnífero; Tiaprida, un neuroléptico a menudo utilizado contra el alcoholismo; y Aotal, un acamprosato (todos estos fármacos recomiendan en sus prospectos no conducir en caso de consumirlos).
[81] Los dolientes arrojaron flores durante casi toda la procesión fúnebre y los vehículos incluso se detuvieron en la calzada opuesta de la autopista M1 cuando pasaba la comitiva.
El lugar está abierto al público los meses de verano, donde previo pago se puede contemplar una exposición sobre la princesa además de caminar alrededor del lago (los beneficios fueron donados al Diana, Princess of Wales Memorial Fund hasta su desaparición en 2012).
[85] Por su parte, el príncipe Carlos despertó a sus hijos y les dio la noticia del fallecimiento de su madre.
Del mismo modo, se habilitó un libro de condolencias en línea para que el público pudiese presentar sus respetos.
[88] Posteriormente, la familia real emitió un comunicado expresando que Carlos, Guillermo y Enrique estaban «cogiendo fuerzas» y que se sentían «profundamente conmovidos» por la «enorme gratitud» del público, quien les mostró abiertamente su apoyo.
Según la BBC: En particular, el rechazo de Buckingham a ondear la bandera a media asta provocó duros titulares en los periódicos[97][98] (concretamente, The Sun publicó el siguiente mensaje: «¿Dónde está nuestra reina?¿Dónde está su bandera?»).
[95] Este gesto sentó precedente, siendo la bandera mostrada posteriormente aunque la monarca no estuviese presente en el palacio.
[89] El príncipe Enrique manifestó en 2017 que la muerte de su madre le produjo una severa depresión.
[85] Por su parte, el poeta Ted Hughes publicó una elegía señalando la muerte de la princesa.
[117] En la víspera del funeral, 300 miembros de la comunidad británica en París tomaron parte en un servicio conmemorativo.
[116] Del mismo modo, varias víctimas de minas antipersona en Angola y Bosnia honraron a Diana en servicios separados, recalcando cómo sus esfuerzos habían ayudado a tomar conciencia sobre el daño provocado por las minas terrestres;[116] en Bosnia, un superviviente, Jasminko Bjelic, quien conoció a Diana tres semanas antes de su muerte, dijo que la princesa «era nuestra amiga».
[121] Jonathan Sacks, barón Sacks, llevó a cabo oraciones para la comunidad judía en la sinagoga Western Marble Arch, mientras que el cardenal Basil Hume presidió una misa de difuntos en la Catedral de Westminster.
[131] Por su parte, Noel Gallagher, líder de la banda Oasis, respondió a la reacción del público con las siguientes palabras: «La mujer está muerta.
La socióloga Deborah Lynn Steinberg señaló que muchos británicos asociaban a Diana no con la monarquía sino con un cambio social tendente a un mayor liberalismo: «No creo que fuese histeria, la pérdida de una figura pública puede ser una piedra angular para otros problemas».
[142] En la ley inglesa se requiere una investigación en caso de muerte repentina o inexplicable.
Baker llevó a cabo una extensa declaración de apertura en la cual dio las instrucciones generales al jurado y presentó las pruebas.
[165] Nueve fotógrafos que habían estado persiguiendo a Diana y Dodi en 1997 fueron acusados de homicidio involuntario en Francia,[166] si bien los cargos serían retirados en 2002.
[177] La princesa de Gales fue situada en el tercer puesto en la encuesta 100 Greatest Britons de 2002 patrocinada por la BBC y votada por el público británico, superada por Winston Churchill (primero) e Isambard Kingdom Brunel (segundo) y superando a su vez a Charles Darwin (cuarto), William Shakespeare (quinto) e Isaac Newton (sexto).
[183] The Daily Express había sido criticado por su continua y sustanciosa cobertura sobre la figura de la princesa tras su muerte.