Funeral de Diana de Gales

[10]​ Tras atravesar Hyde Park y llegar al Palacio de St.

Sin embargo, Guillermo vio aquel acto como necesario para mantener «el equilibrio entre deber y familia», sintiéndose Enrique «muy contento» de haber tomado parte en la procesión.

[17]​[12]​ El cortejo fúnebre desfiló delante del Palacio de Buckingham, donde varios miembros de la familia real aguardaban en el exterior, inclinando la reina Isabel II la cabeza cuando el féretro pasó frente a ella.

La familia real colocó coronas de flores alrededor del ataúd en presencia de los ex primeros ministros John Major, Margaret Thatcher, James Callaghan y Edward Heath así como del político conservador Winston Churchill, nieto del Primer Ministro Winston Churchill.

[23]​[22]​[24]​[25]​ El Primer Ministro Tony Blair leyó un extracto de la Primera Carta a los Corintios, Capítulo 13: «Y ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor: estos tres; pero el mayor de ellos es el amor».

[27]​ La ceremonia anglicana abrió con el tradicional «Dios salve a la reina», empezando el funeral con el coro cantando «Funeral Sentences», obra de William Croft y Henry Purcell (varias piezas de compositores como Johann Sebastian Bach, Antonín Dvořák, Camille Saint-Saëns, Gustav Holst y otros sonaron a lo largo de la ceremonia).

[27]​ Por su parte, Charles leyó el elogio, en el cual reprendió tanto a la familia real como a la prensa por el trato dado a su hermana:[34]​[35]​[12]​ «Cabe recordar que de todas las ironías sobre Diana, tal vez la más grande fuese esta – una niña a la que se le dio el nombre de la antigua diosa romana de la caza fue, al final, la persona más perseguida de la era moderna».

[37]​ En Liverpool, los habitantes acudieron juntos a la Iglesia de Nuestra Señora y San Nicolás para presentar sus respetos,[37]​ mientras que en Escocia el funeral fue retransmitido a través de pantallas instaladas en el Teatro Ross, en Edimburgo,[37]​ celebrándose un servicio en honor a Diana oficiado por Charles Robertson, capellán de la reina en Escocia.

[37]​ La bandera irlandesa ondeó a media asta en todos los edificios estatales el día del funeral[38]​ (al igual que la bandera inglesa en el Reino Unido), mientras que en la Catedral nacional de Washington se celebró un servicio conmemorativo al que asistieron 2170 personas, entre ellas el embajador británico John Olav Kerr, el embajador de los Estados Unidos en las Naciones Unidas Bill Richardson, y la presidenta del comité ejecutivo de The Washington Post Katharine Graham.

[41]​ El entierro tuvo lugar en privado más tarde ese mismo día.

[43]​ Los dolientes arrojaron flores durante casi toda la procesión fúnebre y los vehículos incluso se detuvieron en la calzada opuesta de la autopista M1 cuando pasaba la comitiva.

[48]​ Durante la ceremonia, el estandarte real fue retirado del ataúd; según Burrell, la enseña fue quitada por Charles Spencer momentos antes de proceder al entierro, siendo reemplazada por la bandera de la familia Spencer (el propio Burrell afirmó que el conde declaró «ella es una Spencer ahora» con el fin de justificar su acción).

En el agua pueden contemplarse nenúfares los cuales, junto con las rosas blancas del lugar, constituyen las flores favoritas de Diana.

[53]​ Sumado a lo anterior, en las proximidades se erige un antiguo arboreto el cual contiene árboles plantados por la familia.

Réquiem por una mentira, en el cual defiende que la princesa no se halla enterrada en Althorp sino en la cripta de la familia Spencer en la Iglesia de Santa María la Virgen, ubicada a aproximadamente dos kilómetros.

Estandarte real de la monarquía británica.
Abadía de Westminster.
Vista aérea de Althorp.
Iglesia de Santa María la Virgen.