Históricamente, el heliocentrismo se oponía al geocentrismo, que colocaba en el centro a la Tierra.No fue sino hasta el siglo XVI, durante el Renacimiento, cuando un modelo matemático completamente predictivo de un sistema heliocéntrico fue presentado por el matemático, astrónomo y clérigo católico polaco Nicolás Copérnico,[2] con la publicación en 1543 del libro De Revolutionibus Orbium Coelestium.En el siguiente siglo, Johannes Kepler extendió este modelo para incluir órbitas elípticas.A medida que estos movimientos celestes fueron mejor observados y comprendidos, pudieron elaborarse mejores descripciones; la más conocida fue el «Sistema ptolemaico», que alcanzó su expresión más completa en el s. II d. C. El sistema ptolemaico era un sofisticado sistema astronómico diseñado para calcular las posiciones de los planetas hasta un alto grado de exactitud.Sus hipótesis planetarias eran lo suficientemente convenientes como para que las distancias de la Luna, Sol, planetas y estrellas pudieran ser determinadas «creando órbitas celestes esféricas» como si fuesen «realidades contiguas».El Sol gira alrededor del fuego central una vez por año y las estrellas están fijas; la Tierra muestra siempre la misma faz oculta de cara al fuego central, por lo que este y la anti-Tierra son invisibles desde la Tierra.Sin embargo, la primera persona conocida que propuso un sistema heliocéntrico fue Aristarco de Samos (c. 270 a. C.).Arquímedes escribió: Por lo tanto, Aristarco creía que las estrellas estaban muy lejos y vio esto como la razón por la cual no había paralaje visible, es decir, un movimiento observado de las estrellas entre sí a medida que la Tierra se movía alrededor del Sol.Aparentemente estuvo de acuerdo con el punto, pero colocó las estrellas tan distantes que el movimiento paraláctico era invisiblemente minúsculo.Tres pruebas aparentes de la hipótesis heliocéntrica fueron dadas, en 1727 por Bradley, en 1838 por Friedrich Wilhelm Bessel y en 1851 por Foucault.Que el Sol no era el centro del universo sino una entre innumerables estrellas, fue sostenido vehementemente por Giordano Bruno.Algunas formulaciones del principio de Mach consideran que el marco en reposo con respecto a las masas distantes en el universo, posee propiedades especiales.Es por esto que un astrónomo hipotético situado en un planeta extrasolar, observaría un «bamboleo» en el movimiento del Sol.
Sistema geocéntrico: órbitas de los planetas
vistas desde la Tierra. Por
Giovanni Cassini
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Sistema heliocéntrico de Copérnico simplificado. Extracto de
De revolutionibus
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Modelo copernicano para los planetas exteriores.
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