En estas fechas su Tabulae Regiomontanae (Tablas de Königsberg) estaban en uso ya en casi todos los observatorios del mundo, por su extensión y exactitud.
Conociendo la elevada precisión de sus instrumentos, intentó determinar el paralaje de las estrellas más próximas, trabajando con un heliómetro construido por Joseph von Fraunhofer: eligió para ello la denominada 61 Cygni que, basándose en su movimiento propio (5,2″ al año), debería ser una de las más cercanas a nuestro planeta.
Solo más tarde se medirían los paralajes de Vega y Alfa Centauri, resultando esta última la más próxima a la Tierra: 0,77″ y 4,3 años luz de distancia.
En 1844, analizando las posiciones micrométricas de dos estrellas fundamentales del catálogo del astrónomo inglés Nevil Maskelyne (Sirio y Proción), comprobó que su movimiento aparente por el cielo era errático, como si estuviesen afectadas por otro “cuerpo” muy próximo pero invisible.
Bessel fue un contemporáneo de Carl Gauss, que también era matemático y astrónomo.