Es uno de los grupos indígenas más pequeños del país, conformado entre 600 y 1000 personas.
En el siglo XIX, el territorio histórico de los maleku se extendía unos 1100 km² (kilómetros cuadrados) principalmente alrededor de la cuenca del río Frío, una zona rica en diversidad ambiental y riqueza biológica.
Aún para finales del periodo colonial en Costa Rica, las llanuras de los Guatusos permanecieron ajenas al control hispánico, salvo algunas incursiones de frailes franciscanos en labor misionera.
Para 1719, al pueblo maleku se le conocía como los «indios guerreros de Río Frío».
Está documentada una batalla en el río La Muerte en 1868 entre huleros y malekus con fuerte impacto para estos últimos, en la cual murió su jefe de guerra, Urojua.
Su religión cuenta con muchos dioses, llamados Tócu maráma, los cuales están relacionados con la gran cantidad de ríos que surcan su territorio.
Su mitología también incluía demonios (maíca maráma), siendo los más importantes Orónhcafa y Jára.
La cuenca del río Frío (Ucúrinh en maleku iháica) ha sido fundamental en la supervivencia y en el desarrollo cultural de este pueblo.
Las partes altas de los ríos Frío, Venado, Cucaracha, La Muerte, Pataste, Buenavista y Samen son consideradas sagradas.
Al vivir en casas de cemento, el maleku han tenido que adquirir un permiso especial del gobierno costarricense para enterrar a sus muertos en sus patios traseros.
El maleku todavía caza iguanas por su carne y usa su piel para fabricar sus tambores tradicionales.
Algunas plantas, aunque son levemente tóxicas, siguen siendo parte de una dieta tradicional maleku.
La economía maleku está basada en la producción agrícola, la cacería, la pesca y la artesanía, elaborada con materias primas naturales como jícaro, balsa, semillas, etc.