Se le aprecia como mascota o para su exhibición en zoológicos y parques de entretenimiento.
Esta popularidad ha surgido por su atractivo plumaje y por su capacidad para aprender trucos e imitar palabras, dado que es un ave muy inteligente.
[21] Vulgarmente se le conoce como guacamaya roja, aunque también con muchos otros nombres, dependiendo del idioma y la región.
Sin embargo, estas variaciones son relativamente recientes, ya que también lo es la fragmentación del hábitat causada por el ser humano, pero la variabilidad genética de la subespecie no ha sufrido cambios irreversibles.
[28] Tiene un esqueleto fuerte pero ligero, ideal para el vuelo, pues la mayoría de sus huesos son huecos y flexibles.
[29][35] Su pico es ganchudo, suficientemente fuerte como para cortar objetos, excavar, ayudarse a trepar y defenderse, pero ligero, de forma que no afecta su vuelo.
La parte inferior del pico, en cambio, es totalmente de color negro, al igual que su carnosa lengua.
Su iris es de color castaño claro en los ejemplares jóvenes, pero se vuelve amarillo al alcanzar la adultez.
Sus piernas son cortas pero fuertes, pues cuenta con poderosos músculos flexores y tendones, lo que le permite ser de percha erguida.
Por la tarde se trasladan con su grupo o su pareja a los sitios donde duermen para continuar acicalándose y buscar los mejores lugares de descanso.
[33] Existen ciertos rangos jerárquicos dentro del grupo, pues las guacamayas dominantes presentan comportamientos como amenazar con dar picotazos, sacudir sus alas y aproximarse de forma agresiva a los demás miembros de la bandada, mientras que las guacamayas sumisas suelen agacharse, se les abultan las plumas, levantan una pata o evitan completamente el contacto con los miembros dominantes.
Los individuos de mayor rango son los machos adultos en edad plena para reproducirse, seguidos por las hembras que están emparejadas con ellos.
Las hembras que no han alcanzado la madurez sexual forman sus propios grupos para desplazarse, socializar y alimentarse juntas, aunque sus lazos no son tan estrechos como los de los otros grupos, y es menos probable que se defiendan unas a otras frente a las amenazas.
Si las plumas se mantienen completamente pegadas a la cabeza puede significar que está asustada o estresada.
Por otro lado, dar pisotones y extender las alas son técnicas utilizadas para intimidar a los depredadores al intentar aparentar que es más grande, aunque también puede hacer esto con fines de cortejo.
Después de la conquista, demuestran su emparejamiento frotando sus picos, acicalándose mutuamente y compartiendo el alimento.
[41] Cuando ya están fuera del nido, los jóvenes aprenden de los padres todo lo indispensable, incluyendo cómo alimentarse, pues no todos los árboles dan fruto en la misma época y deben reconocer las rutas sobre las cuales pueden realizar sus recorridos para encontrar alimento.
[46] Sus primeras interacciones sociales se dan aproximadamente al mes y medio de vida con sus hermanos, si es que los tienen.
Sin embargo, todavía existe una quinta y última etapa de crecimiento, que abarca del año de edad hasta los tres años, durante la cual el individuo no ha alcanzado la madurez sexual y por lo tanto no puede reproducirse.
[19][56] El guacamayo rojo puede adaptarse a una amplia variedad de alimentos para su dieta, aunque es predominantemente granívora.
[36] Debido a sus necesidades alimenticias, realiza constantes desplazamientos entre los territorios cercanos en busca de comida, y esta búsqueda comienza desde el amanecer.
[36] Las guacamayas rojas son bastante ruidosas cuando están en el aire, y silenciosas a la hora de alimentarse.
En lo referente a trastornos alimenticios y metabólicos, estos se pueden presentar generalmente cuando las semillas son deficientes en minerales, aminoácidos o vitaminas.
[2][56] Por su condición particularmente precaria dentro del territorio de México, en este país se le considera desde 2000 una especie prioritaria en cuanto a su conservación.
[32] En Venezuela sí se le considera una especie vulnerable y está protegida por la Ley de la Protección a la Fauna Silvestre.
[32] A raíz de su desaparición en muchas regiones donde antes habitaba el guacamayo rojo, en años recientes han surgido planes para reintroducir la especie en su entorno natural.
[42][62] Igualmente, se han realizado proyectos conjuntos entre Guatemala, Belice y México en la región guatemalteca del Petén.
En Costa Rica y Belice, por ejemplo, se ha implementado el uso de estos nidos para contrarrestar la desaparición del hábitat.
En este sentido destaca el trabajo de varios grupos amazónicos, como los cubeos, tikunas, tupíes, guaraníes y karajás.
Además del uso de sus plumas con motivos ceremoniales, también se sacrificaban ejemplares debido a su fuerte vínculo con la religión.