[3] Los mártires de Cardeña fueron sepultados en el claustro del monasterio, en el mismo lugar en el que fueron asesinados.[9] Adicionalmente, la inscripción menciona como rey a un tal Zepha del que no hay constancia en ningún otro documento; se supone que el grabador tomó de alguna otra fuente el arabismo zepha, usado para designar el operativo militar, como el nombre del líder.[11] Cabe destacar que el episodio sí aparece en el Cronicón de Cardeña,[12] aunque se da por hecho que el escritor del mismo tomó la información de la lápida existente en el monasterio.A partir de tan escasas e inexactas informaciones, los historiadores modernos hicieron diversas conjeturas para acomodar las fechas a la realidad, sugiriendo que la lápida debía tomarse literalmente, que la era hispánica mencionada debía tomarse por era cristiana, que faltaba una C en la inscripción o que todas las anteriores teorías estaban equivocadas, proponiendo así varias fechas en los años 834, 872, 934 o 953,[15] conjeturando que había habido dos masacres similares ocurridas en fechas distintas[16] o calificando todo el episodio como «una leyenda piadosa de ningún valor ante la Historia».[17] Los trámites para la canonización de los mártires de Cardeña comenzaron a mediados del siglo XV, cuando el abad Pedro del Burgo, con el beneplácito del rey Juan II y la información elaborada por el obispo Alonso de Cartagena, viajó a Roma a tal efecto, aunque el asunto quedó relegado por causas que se desconocen.
Claustro de los mártires, en el monasterio de Cardeña.
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