Se doctoró en Filosofía y Letras en el Colegio Mayor del Rosario y es reconocido por ser el compositor de la letra del himno de esta institución.
Aunque creció entre el cariño de su madre y el amor por las letras, su infancia transcurrió durante un periodo de ‘‘pobreza franciscana’’,[9] del que se acordaba con amarga nostalgia.
Durante estos tiempos de agitación intelectual entre los estudiantes del Rosario, ‘‘hízose necesario tomar posiciones y determinar el campo en que debían verificarse los diarios y ardorosos debates, y unos cuantos estudiantes fundaron la famosa Sociedad Caldas’’[8], del que podían ser miembros solamente muchachos que hubieran estudiado las premisas de la lógica.
Este era un espacio de debates y producciones intelectuales como trabajos literarios, científicos o históricos, que eran discutidos en cada sesión.
Para esta época, todavía estaba trabajando en la imprenta, actividad que alternaba con constantes visitas a la Biblioteca Nacional donde se encontró con muchas enciclopedias y textos filosóficos que se convirtieron en sus predilectos.
En 1895, junto con un compañero del Colegio el Rosario, fundó la Revista Colombiana, con apoyo económico de Miguel Antonio Caro.
Este conflicto culminó con la Batalla de Enciso, en marzo del mismo año.
Gobernaba santander el doctor Aurelio Mutis… El doctor Mutis quería traer a Santander gente sabia, capaz de mejorar la instrucción pública, de dar lustre a las letras… Con este fin trajo a Bucaramanga, a Luis Maria Mora, quien poco antes se doctoró en el Colegio del Rosario, en Bogotá, en Filosofía y Letras… Se le nombró Secretario de la asamblea departamental, y su firma, que luego fue prestigiosa en los campos del saber, quedó estampada en las Ordenanzas de aquel año….
Poco después fue llamado el doctor Mora a Bogotá… Para el año 1900, Luis María perteneció a la reconocida tertulia de La Gruta Simbólica, la cual no duró mucho pero tuvo gran impacto gracias a sus notables miembros y producción de sociabilidad intelectual y literaria.
Entre estos, destacaban poetas, novelistas, humanistas, ensayistas, todos identificados con el amor a las letras románticas clásicas.
Luis María adoptó las creencias políticas y religiosas de su madre.
Y se oponía al mandato de los dirigentes revolucionarios del Partido Laborista en México, sobre lo cual habría de escribir un artículo más adelante; en una carta que le manda a su hermana Ana Adelina, le cuenta que ‘‘asesinaron en México al general Álvaro Obregón… Era un asesino con suerte, como tantos… Los últimos mandatarios de México han muerto de manera trágica, falta Calles, pero no tiene muy segura la vida y ha asesinado a cuatro mil católicos… y todavía nos quejamos del gobierno de Colombia’’.
Para 1930, se manifiesta profundamente preocupado por el destino de la patria ante la división entre el partido conservador y la victoria de Enrique Olaya Herrera en las elecciones, sin embargo, escribe en su correspondencia, que lleva en buena estima al nuevo presidente.
En 1929, escribe su Gramática Castellana, para ayudar a promoverla en la ciudad de Bogotá como texto infaltable para la educación juvenil, su hermana Ana Adelina (quien se movía en círculos de pedagogía pues también era profesora) y Francisco Ruiz le ayudan a hacer los trámites correspondientes para su impresión y distribución con la librería Camacho Roldán.
En una carta del 1 de diciembre de 1931 que le escribe a Enrique Olaya Herrera, Luis María resume su paso por los Estados Unidos así: ‘‘En los Estados Unidos, sin descuidar los deberes de mi empleo, estudié con tesón la instrucción pública, por haberme decidido toda la vida a este ramo, y puse especial atención a la instrucción primaria, sobre todo a sus escuelas, materia sobre la cual dicté una conferencia en el Teatro Colón, hace poco y envié a S. E. un ejemplar impreso de ella.
Luis María se decidió muy temprano por dedicarse a la vía de la Instrucción Pública.
En esta misma entrevista, Mora menciona que su publicación favorita había sido hasta el momento El Alma Nacional, libro de temática patriótica, que era otra de sus temáticas predilectas.
"[12] Entre sus obras publicadas están: También escribió numerosos artículos para periódicos a lo largo de su vida, entre estos algunas de las temáticas fueron: La crisis del matrimonio, Un helenista del renacimiento, Escritos sobre Horacio, Educación americana, Los hombres prácticos, Monseñor Carrasquilla, El rector del Colegio el Rosario, Los Bachués, Escuela Normal Central de Institutores, entre otras cosas.
Por trastiendas y cafetines se daba a la bohemia bien rociada de licores nacionales".
Fabio Peñarate narra la siguiente anécdota: "Moratín fue un as en nuestro autóctono juego del tejo ... varios amigos marchan a uno de sus numerosos piqueteaderos favoritos, tal vez a "La Gata Golosa" ... Se acuerda una partida de tejo.
Días previos a su muerte, ya se seguía con ansiedad en la prensa la grave agonía ‘‘del hombre pequeñito, de alma grande, que había logrado ganar la consideración pública a fuerza de simpatía y de talento’’[20] y se destacaban todos los logros que había conquistado para Colombia el escritor romántico.
Entre ellos, Miguel Abadía Méndez, Enrique Olaya Herrera, el Monseñor Rafael María Carrasquilla, Antonio Gómez Restrepo, José Antonio Osorio Lizarazo, Mariano Ospina V. y León de Greiff.