Rafael María Carrasquilla

Ello resulta más insólito si se observa que, por razones aún ignoradas, Carrasquilla no siguió la carrera usual entonces para los altos jerarcas colombianos: estudiar en el Colegio Pío Latino Americano de Roma y en la Pontificia Universidad Gregoriana, y en los casos más selectos, pasar un año más en la “Solitude” o en el Seminario de San Sulpicio en París (Issy).

Y, cosa notable, fue desde 1881 cuando publicó “Sobre el estudio de la filosofía”, artículo que debe ser considerado como el manifiesto del movimiento de “restauración del tomismo” en Colombia.

Pero entonces, alcanzado por la tormenta política que se desató alrededor del controvertido mandatario, renunció al cargo por obediencia a su prelado, el arzobispo Herrera.

Los biógrafos del canónigo han subrayado la prudente sumisión que siempre rindió a sus superiores por sobre toda otra consideración personal, intelectual o política Por el contrario, en la vida social Carrasquilla fue casi el “decano de la intelectualidad conservadora” y aún más: rector por casi cuarenta años (1891-1930) de la Universidad del Rosario -un colegio universitario al que restauró sus Constituciones coloniales-, desde esta selecta institución, en especial desde su Facultad de Filosofía y Letras, se constituyó en el “maestro de la élite gobernante” incluyendo a no pocos notables liberales.

Fundó la Revista de la Universidad del Rosario en 1905, la cual, bajo el lema neotomista “Nova et Vetera” (Siempre antiguo, siempre nuevo), fue a la vez órgano oficial de la institución y publicación oficiosa de la filosofía neotomista en Colombia.