Otra porción perduró por medio de jeroglíficos que fueron registrados en piedras (estelas, estructuras esculpidas, pinturas murales), madera (estatuillas, vigas), cerámica y papel, ambas pintadas como los códices mayas.
Más recientemente, ya durante la colonia, los escritos sobre papel europeo, en caracteres latinos, realizadas por escritores mayas adiestrados generalmente por misioneros españoles.
[2] Muchos ejemplares de los registros mayas precolombinos particularmente en Yucatán fueron destruidos por los evangelizadores por considerarlos obstáculo para la catequización que tenían encomendada.
De aquella época la principal aportación a la que el mundo contemporáneo ha tenido acceso está dada por grabados en piedra y cerámica que hasta hace unas cuantas décadas no se habían principiado a descifrar.
Destacaron en ese entonces como dramaturgos, poetas y literatos, Juan Pío Pérez (autor del famoso Códice Pérez), Andrés Quintana Roo, Wenceslao Alpuche, Eligio Ancona, Crescencio Carrillo y Ancona, Rita Cetina Gutiérrez, Rodolfo Menéndez de la Peña, José Peón Contreras, Justo Sierra Méndez, Justo Sierra O'Reilly, entre otros.
Fueron numerosos los escritores y poetas yucatecos que brillaron en las letras mexicanas en ese periodo, destacando entre otros: Carlos R. Menéndez, Antonio Mediz Bolio, Ricardo Mimenza Castillo, Ermilo Abreu Gómez, Luis Rosado Vega, Miguel Ángel Menéndez, José Díaz Bolio, Oswaldo Baqueiro Anduze, Ricardo López Méndez, José Esquivel Pren, Clemente López Trujillo, Carlos Echánove Trujillo, Juan Duch Colell, Juan García Ponce, Fernando Espejo Méndez, por citar algunos.