Carlos R. Menéndez

Encabezó y dio aliento a un proyecto periodísitico en el Yucatán de principios del siglo XX.En ese mismo año Carlos R. Menéndez, con 23 años de edad, empieza a trabajar en La Revista.Menéndez y Moreno Cantón son acusados de haber instigado la rebelión.En 1911, al triunfo de la revolución maderista, vuelven a enfrentarse en Yucatán por la gubernatura, José María Pino Suárez y Delio Moreno Cantón, imponiéndose el primero en un discutible triunfo, a la vista de un gran apoyo popular que tenía Moreno Cantón.Así, el periodista, dos años después de haber tenido que exiliarse por defender al maderismo frente al dictador Díaz, fue hecho purgar prisión por el gobierno de Madero con argumentos similares.El primer Consejo de Administración del nuevo periódico estuvo integrado por: Dr. Alonso Patrón Espadas, presidente; abogado Rodolfo Menéndez Mena, vicepresidente; abogado Joaquín Patrón Villamil, secretario; Arturo Ponce Cámara, propietario de la Cervecería Yucateca, vocal primero; Dr. Alberto Correa Aloy, segundo; Dr. Rafael Romero, tercero, y Carlos R. Menéndez, tesorero, gerente y director editorial.Durante ese lapso aciago para el periodista y su periódico, Carlos R. Menéndez y el entonces secretario del consejo y amigo suyo Felipe Carrillo Puerto tuvieron que huir, para evitar ser apresados nuevamente, en la sentina de un barco que zarpó desde el puerto de Progreso, hacía Nueva Orleans en los Estados Unidos.Entre 1915 y 1917, Menéndez se traslada a Cuba donde trabaja para la prensa de La Habana.Todo hace crisis cuando, tras el artero fusilamiento de Felipe Carrillo Puerto, por sedicentes fuerzas delahuertistas, en 1924, una turbamulta ataca, incendia y destruye el periódico con la intención de matar a su director que logra escapar con vida.En 1931 el gobernador Bartolomé García Correa emprende una campaña destructiva en contra del periódico mediante el asedio implacable y feroz de fuerzas de choque pagadas con dinero público.Y por séptima ocasión vuelve el periodista a reabrir su imprenta, apoyado por una amplia campaña de solidaridad en la prensa nacional y en muchos periódicos del continente americano, así como por laudos de la corte suprema mexicana que obligan al gobierno estatal a permitir la reapertura.