Se trasladó a la Ciudad de México para especializarse en enfermedades mentales y ejercer la medicina.
[2] Fue considerado el primer dramaturgo romántico de México, iniciándose en las letras con una leyenda fantástica que escribió a los 17 años de edad, titulada La cruz del paredón.
Mantuvo una relación amistosa con el presidente Porfirio Díaz, a quien incluso le dedicó una de sus obras: Flérida y Garcilaso.
En 1873 ingresó en la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística.
[3][4] Ese mismo año viajó a Europa con su hijo mayor.