Juan Nepomuceno Rosains

Aunque mostró su simpatía por el movimiento insurgente iniciado por Miguel Hidalgo y Costilla, no tomó las armas durante los primeros años de la revolución.[3]​ Se levantó en armas con setecientos hombres en la zona comprendida de Chalchicomula, Nopalucan, Quecholac, y Tepeyahualco.Por su parte, Rosains consideró que no tenía la suficiente fuerza militar para tomar la ciudad de Puebla, incluso un sacerdote que militaba en sus tropas solicitó el indulto, este hecho fue motivo suficiente para que Machorro dudara de su lealtad y lo hiciera prisionero junto con el hacendado Argüelles, quien también se había pronunciado a favor de la causa insurgente.Rosains volvió a ser aprehendido en Chalchicomula por el padre Tarelo, quien lo remitió ante la presencia de Antonio Arroyo en Tepeaca.Debido a su impericia Ignacio López Rayón no reconoció su puesto, generándose un distanciamiento entre estos jefes insurgentes.Aunque Arroyo logró derrotar a Benítez, sobrino de Rosains, decidió emprender su retirada cuando lo abandonó el padre Sánchez.[8]​ Rosains logró entablar relaciones con Francisco Osorno realizando algunas campañas en conjunto, pero fue sorprendido y vencido constantemente por los realistas.En 1823, el presidente Guadalupe Victoria reconoció sus servicios asignándole una pensión de cuatro mil pesos anuales, aunque la Junta rechazó la propuesta por no encontrarse satisfecha por el indulto que había solicitado.Durante esta época escribió su Relación histórica, la cual fue rebatida en varios puntos por Mier y Terán.