José Félix de Lequerica
En 1904 ingresó como alumno externo en la Universidad de Deusto para estudiar Filosofía y Letras, así como Derecho.En esta época se movió en el ambiente intelectual madrileño y pudo impartir algunas conferencias en el Ateneo.[7] Durante esos años escribió artículos dominicales en El Pueblo Vasco, en los que mostraba una actitud crítica con el gobierno, especialmente con sus métodos y lenguaje, aunque también reconocía sus logros positivos.Obtuvo bastante popularidad por esos artículos, que fueron recogidos en un 1928 en un volumen titulado Soldados y políticos.[8] Lequerica estuvo dedicado durante esos años principalmente a los negocios en varias empresas : Vidrieras Españolas de Llodio, La Basconia, Banco Urquijo, etc..Los monárquicos leales a Alfonso XIII le ofrecieron dirigir su movimiento cuando el rey se encontraba en todavía en Francia, al poco de exiliarse, pero por alguna razón Lequerica declinó la oferta.Enfrentado a la derecha tradicional católica y vetado por ésta, fue entablando contacto con los nuevos movimientos nacional-sindicalistas que surgieron esos años.Cuando estalló el golpe de Estado que dio lugar a la Guerra Civil, Lequerica se encontraba en París.Durante la guerra fue nombrado por la Junta Técnica del Estado que gobernaba en territorio franquista alcalde de Bilbao.Sus informes durante la caída de Francia estuvieron imbuidos de un acervado antisemitismo, calificando a Paul Reynaud y a Georges Mandel como miembros del «clan belicista y judío inglés» y aludiendo a las potenciales «hecatombes gratas al genio catastrófico de las gentes del pueblo elegido» que se podían ocasionar «en unión con la judería americana».Consiguió que Max Aub fuera deportado a Argelia, la prisión para Federica Montseny en Dordoña y la detención y entrega a la dictadura franquista de dirigentes republicanos como Lluís Companys, Julián Zugazagoitia o Juan Peiró, que serían fusilados.Desde su puesto trató de romper su vinculación con las potencias que iban a resultar derrotadas en la guerra y con las que había mantenido el régimen franquista relaciones amistosas y de cooperación.Su misión fue la de restablecer relaciones diplomáticas con los Estados Unidos y lograr así que el régimen franquista fuera reconocido por este país.En su villa natal la Sociedad Bilbaína le nombró socio de honor en 1953.