[6] El papa Francisco en enero del 2023 ratificó la posición tradicional de la Iglesia, afirmando que cualquier acto sexual fuera del matrimonio entre un hombre y una mujer es un pecado, pues está en contra de la Palabra y a Ley de Dios, aunque precisó que los actos homosexuales son objetivamente pecaminosos; la inclinación homosexual es desordenada, pero no objetivamente pecaminosa, invitando por ello a estas personas a la castidad; y, tercera, toda discriminación injusta contra personas homosexuales debe ser condenada.
[7] También dijo que el problema no es tener esa tendencia, sino constituir un lobby (un grupo de presión).
[9] En los últimos tiempos muchos católicos han mostrado una mayor tolerancia hacia la homosexualidad y demás sexualidades LGBT, sobre todo cuando no se expresa en actos sexuales, a la vez que han aparecido grupos organizados no oficiales de católicos con una valoración positiva de la homosexualidad y las sexualidades LGBT en todas sus formas, como la asociación DignityUSA fundada en 1968,[10] el grupo de católicos LGBT New Ways Ministry —fundado en 1977 por la monja Jeannine Gramick y el sacerdote Robert Nugent—,[11] o el sacerdote jesuita James Martin, recibido en 2019 por el papa Francisco, quien lo designó asesor de comunicación y lo invitó a hablar en la Cumbre de la Familia, patrocinada por la Santa Sede.
[14] A lo largo del tiempo se ha registrado una considerable cantidad de sacerdotes y monjas homosexuales.
No obstante, el catecismo católico desaprueba los actos homosexuales: Desde la perspectiva de la teología moral católica, más concretamente en la argumentación de Santo Tomás de Aquino, esta posición se considera justificada por dos razones: primero, porque las prácticas homosexuales serían contrarias a la ley natural ya que, según esta, el fin natural primario del acto sexual es la procreación y, dado que dicha procreación se debería realizar a partir de un proceso de fecundación sexual entre un varón y una mujer, la homosexualidad resultaría contraria al fin mismo del acto; segundo, porque dichas prácticas homosexuales solamente pueden ser realizadas para obtener placeres carnales, y no con un fin procreativo, lo que hace que queden inherentemente asociadas con el pecado capital de la lujuria.
[28] El documento cuestiona la existencia del género y considera que se trata de una ideología.
El documento fue criticado por los colectivos LGBT católicos por constituir "una contribución al fanatismo y a la violencia".
En estas situaciones específicas, no son los padres ni mucho menos la sociedad quienes pueden hacer una elección arbitraria".
[30] La Iglesia católica tampoco se ha pronunciado explícitamente sobre otras orientaciones sexuales como la asexualidad —muy cercana a la virginidad, que es un estado virtuoso para el catolicismo— y el BDSM —aunque algunas prácticas BDSM como las flagelaciones y cilicios han sido practicadas sistemáticamente por diversas órdenes para fines ascéticos.
Con respecto a la poligamia y el poliamor, la Iglesia católica la tiene condenada como pecaminosa en su magisterio oficial,[31][32] aunque algunos afirman que "ocasionalmente permitió segundos matrimonios de líderes políticos".
[35] La Iglesia ha declarado que los «deseos» o «atracciones» homosexuales no son necesariamente pecaminosos en sí mismos.
Si la ley estuviera ya en vigor, se ha de oponer a ella con todos los medios legales a su disposición y, si esto no fuese posible, la Congregación para la doctrina de la fe recuerda una frase de la Evangelium Vitae: La congregación para la educación católica[38] −junto con la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos− afirma que se prohíbe que sean admitidos a las sagradas órdenes las personas que practiquen la homosexualidad, presenten tendencias homosexuales profundamente arraigadas o sostengan la así llamada cultura gay.
[...] Sin embargo, esto no significa que los actos homosexuales sean morales; son intrínsecamente malvados.
El sacerdote católico James Alison argumenta que la comprensión propuesta por el Cardenal Ratzinger en la obra Sobre el cuidado pastoral de las personas homosexuales es «incompatible con el Evangelio» y sintetiza que «no puede ser la enseñanza de la Iglesia».
[53][54] Ha habido también académicos que han realizado publicaciones desafiando la manera como la homosexualidad es tratada por el catolicismo.
El más notable es posiblemente John Boswell, que escribió el libro Christianity, Social Tolerance and Homosexuality (Cristianismo, Tolerancia Social y Homosexualidad), en el cual se coloca contra las enseñanzas contemporáneas de la Iglesia en cuanto a la homosexualidad.
[58] Para el sacerdote Pedro María Reyes Vizcaíno, el derecho canónico de la Iglesia católica establece que:
La archidiócesis emitió un comunicado donde relataba todas las actividades a favor de este colectivo que se realizaban en su seno.
[64] Al opinar sobre el uso del preservativo, el papa Benedicto XVI habló específicamente sobre el caso de los homosexuales que practican la prostitución.