Protoeuskera

Se entiende por protoeuskera, protovasco, protovasco tardío, protovascuence, canónico o mitxeleniano (en euskera aitzineuskara)[1]​ la reconstrucción deductiva del euskera (realizada principalmente por Koldo Mitxelena) que pudo hablarse antes del contacto de este idioma con el latín y que se sitúa entre los siglos V a. C. y el año 1.

El protoeuskera es una lengua hipotéticamente reconstruida mediante reconstrucción interna, pero no es una lengua directamente testimoniada, por lo que se conoce su estructura general con bastante detalle, pero algunos detalles particulares eluden las posibilidades de la reconstrucción interna.

Muchas de las características reconstruidas para el protoeuskera y parte de su vocabulario están muy cercanos y en ocasiones son idénticos a las formas testimoniadas del aquitano, lo cual confirma las conjeturas sobre su estructura hechas mediante la reconstrucción interna.

Juliette Blevins llega a la misma conclusión, basándose en el protocolo utilizado por Koldo Mitxelena y Joseba Lakarra.

Martinet trajo al debate el sistema de las explosivas del danés, en que el rasgo no es [+/−sonoro], sino [fortis / lenis], o sea, un fonema tiene una realización más fuerte y otra más débil.

Koldo Mitxelena no sólo aceptó esta hipótesis sino que la amplió a todo el sistema.

Parece que dichos procesos de lenición se produjeron durante la Edad Media.

Según eso, Mitxelena propuso este sistema, aceptado por Lakarra: Si bien el número de fonemas y su relación estructural con los demás es claro, existen algunas cuestiones fonéticas que deben notarse: Junto con esos fonemas segmentales parecen haber existido algunos procesos fonológicos suprasegmentales como la inserción de aspiración *[h] dada por reglas fonológicas automáticas más o menos entendidas.

En cuanto a las vocales el sistema vocálico parece haber sido muy estable en prácticamente todas las variedades durante siglos el inventario básico era de cinco unidades /*i, *e, *a, *o, *u/, y los diptongos posibles parecen haber sido /*ai, *ei, *oi; *au, *eu/.

Además, un análisis riguroso de palabras tan banales como ἀρχος[12]​ [arkhos], en griego “archi-, arcaico”; uestigium,[13]​ en latín “vestigio” o en griego κάλαμος[14]​ [kálamos] “caña” y καλάμη [kalámē] “rastrojo, paja”, cuya etimología no lograron identificar ni Antoine Meillet ni Pierre Chantraine, podrían explicarse gracias al euskera.

Ocurre lo mismo con una familia tan importante como la del latín lux[15]​ “luz” o los derivados de electr-.-.

En el euskera de hoy quedan palabras del modelo CVC; por ejemplo, lur 'tierra', zur 'madera' o gar 'llama'.

En cualquier caso, estas raíces silábicas tenían limitaciones que aparecen en la parte de la fonología.

común enara (*eNala), vizcaíno elai (*eLana); ahari 'carnero' (*(h)anari[21]​); ahuntz 'cabra' (*(h)anuntz[22]​); ardo 'vino' (*ardano); arpin 'llantén' (*ardi-bini, lit. 'lengua de oveja'); artzain 'pastor de ovejas' (*ardi-zani); arrain 'pescado' (*arrani); mehe 'delgado' (*bene); mihi 'lengua'; (*bini); hezur 'hueso' (*enazur, *anezur?

); ikatz 'carbón' (*enikatz o *inikatz); gazta queso (*gaztana); ihi 'junco' (*ini); ohoin 'ladrón' (*onoin[23]​); orga 'carro' (*organa); sehi 'familiar' (*seni); suhi 'yerno' (*suni); zain 'guarda' (*zani); zi(i) 'bellota' (*zini).

No obstante, las características de los verbos sintéticos dieron pie a Ricardo Gómez a proponer que, en lugar del actual orden SOV, el pre-protoeuskera habría tenido el orden VSO.

Ejemplos de hipotéticos términos monosilábicos, reduplicados hacia la izquierda en el pre-protovasco, según Joseba A. Lakarra.

Supuesta extensión de las lenguas prerrománicas [ 17 ]