Historias (Heródoto)

Las Historias (en griego antiguo: ἱστορίαι historíai, 'aproximaciones, investigaciones') de Heródoto de Halicarnaso es una obra escrita en dialecto jonio,[1]​ probablemente en torno al año 430 a. C., y que tiene como objetivo narrar los enfrentamientos que tuvieron lugar entre griegos y bárbaros (asiáticos, especialmente persas) y, en concreto, las guerras médicas.

También contiene una descripción de la historia y costumbres del Antiguo Egipto.

Sin embargo, marca cierta distancia con estas tradiciones y acto seguido indica quién, por lo que él sabe, cometió en primer lugar actos injustos (Creso, rey de Lidia).

Tenemos, pues, expuesta nítidamente que la agresión es la medida de la responsabilidad moral y jurídica.

La atención pasa inmediatamente a la figura de Creso, el primer agresor.

Euterpe: Está dedicado en su totalidad a Egipto y a Cambises, rey persa que lo conquistó: descripción de la geografía y etnografía de Egipto, e historia del país.

Jerjes se retira a Lidia dejando en Grecia su ejército al mando de Mardonio.

En la obra hay, además, promesas incumplidas (como el ausente logos sobre Asiria) que se pueden deber a la falta de una última revisión.

Lo que parece cierto es que Heródoto trabajó sobre esta obra durante mucho tiempo y en varias etapas compositivas y con planes distintos (unos logoi dispersos, una historia de Persia, las guerras médicas).

[2]​ Pero al tiempo, aparece una tendencia que busca en el hombre mismo la causa de su destino.

El ser humano se siente sujeto a la inestabilidad y es impotente (ἀμήχανος) ante los designios divinos.

Los castigos que este sufre suelen estar motivados por una justa reacción divina ante la soberbia (ὕβρις, hibris) del ser humano: cuando un hombre se encuentra encumbrado en una posición que excede sus posibilidades naturales, tiende a incurrir en ὕβρις, y es culpable de crímenes y desafueros que atentan contra la estabilidad ético-social.

Para precaverse de la hostilidad divina, el hombre debe intentar practicar la justicia, la piedad y la modestia, sin que, como ocurre en Sófocles, sea absolutamente seguro que baste con ello para lograrlo.

Libertad frente a sometimiento es esencialmente el rasgo diferencial entre griegos y bárbaros.

Estatua de Filípides anunciando la victoria de Atenas en Maratón .
Milcíades
Trirreme griego