Historia de Tokio

Así, cuando el shogunato llega a su fin en 1868, la ciudad fue rebautizada "Tōkyō", que significa "capital del este".

Durante la restauración, el emperador se mudó a Tokio, convirtiéndola en la capital oficial del Japón.

Tras la tragedia se inició un plan de reconstrucción que resultó demasiado costoso y no logró completarse.

[8]​ En 1603 se estableció oficialmente el shogunato Tokugawa, dando comienzo también al Período Edo.

[11]​ A pesar del interés inicial de Ieyasu Tokugawa por potenciar las relaciones comerciales con países extranjeros, Edo nunca se convirtió en un puerto para el comercio exterior, en parte por la preferencia que los comerciantes extranjeros tenían por los puertos meridionales de Kyūshū.

[16]​ Se estima que unos 100 incendios de diversa índole asolaron la ciudad durante el Período Edo.

Así, aunque careciendo de consenso, Masahiro decidió comprometerse aceptando las demandas del comodoro Perry para abrir el Japón al comercio exterior, al mismo tiempo que tomaba precauciones militares.

El debate sobre políticas de gobierno era inusual y había generado críticas públicas.

En la llamada "Reforma Ansei" (1854-1856), Masahiro trató de fortalecer al régimen, comprando barcos de guerra y armamento a los Países Bajos, y construyendo nuevas defensas portuarias.

[27]​ El general estadounidense Douglas MacArthur, que dirigió la ocupación estadounidense de Japón tras el final de la guerra, estableció su cuartel general en lo que es hoy el edificio Dai-Ichi Seimei, con vista al palacio imperial.

La cadena de televisión pública japonesa NHK estaba grabando el debate para su posterior transmisión, por lo que posteriormente la escena del asesinato de Asanuma fue retransmitida varias veces al público japonés.

[32]​[33]​[34]​ En el entorno del Estadio Olímpico —inaugurado para los Juegos Asiáticos de 1958— se construyeron modernas instalaciones como el Gimnasio Nacional Yoyogi y el Nippon Budokan.

[36]​ Además, Indonesia y Corea del Norte abandonaron el certamen por el veto del Comité Olímpico Internacional a todos los deportistas que habían participado en los Juegos de las Fuerzas Emergentes de 1963.

Hubo actuaciones destacadas como el segundo triunfo en maratón del etíope Abebe Bikila; los cuatro oros en natación de Don Schollander y el tercero consecutivo de Dawn Fraser; la victoria imbatida de Osamu Watanabe en lucha libre, la competencia en gimnasia artística entre Věra Čáslavská y Larisa Latýnina, el oro del judoca neerlandés Anton Geesink, y la presencia del boxeador Joe Frazier, campeón del peso pesado.

Finalmente no lo hicieron, pues los guardacostas japoneses les vieron y comenzaron a perseguirles.

En cinco ataques coordinados, los autores liberaron gas sarín en varias líneas del Metro de Tokio.

Como resultado, trece personas fueron asesinadas, cincuenta quedaron gravemente heridas y casi mil presentaron problemas temporales de visión.

El grupo, liderado por Shōkō Asahara, ya había llevado a cabo varios asesinatos y ataques terroristas con sarín, incluido el denominado incidente de Matsumoto, nueve meses antes, que acabó con la vida de 8 personas.

La propia organización había creado diversos agentes nerviosos, como el VX y el Zyklon B, e intentaron producir toxina botulínica y habían perpetrado varios actos fallidos de bioterrorismo.

Castillo de Edo.
Xilografía japonesa con Perry (al centro) y otros altos oficiales de la Armada de Estados Unidos.
Tokio, mapa alemán de 1888.
Departamento de Policía Metropolitana en llamas tras el terremoto.
Póster de los juegos de 1940.
Vista aérea de Tokio tras la guerra.
Inejiro Asanuma siendo asesinado por Otoya Yamaguchi . Fotografía de Yasushi Nagao .
Yoshinori Sakai corriendo hacia el caldero olímpico.
La policía japonesa allanó las instalaciones de la secta.