Empero esto no es en modo alguno un obstáculo para mantener vivo el interés en cuanto a los personajes menos encumbrados de su entorno: todos son representados de manera vivísima, porque Casanova describe con igual interés lo alto que lo bajo.Casanova no alcanzó a vislumbrar el espíritu de renovación que se avecinaba y permaneció como anclado hasta su muerte al Antiguo régimen, intentando adherirse a un estamento social nobiliario del cual, por su nacimiento, estaba excluido, aun cuando siempre buscó, incluso con desesperación, formar parte de él por más que la nobleza caminase irremediablemente a su ocaso.Con él hizo progresos en latín y cuatro años después hizo un par de tesis, una sobre derecho civil y otra sobre canónico, lo que le motivó a incluir en adelante entre sus irregulares títulos también el de licenciado in utroque (esto es, en ambos derechos), algo que aún hoy se tiene por controvertido, y aprendió filosofía y ciencia del senador veneciano Malipiero, pero su relación se esfumó cuando Casanova tuvo un lío con la favorita del senador, una cantante llamada Teresa.Su inteligencia y amplios conocimientos le hicieron pasar por médico ante un patricio veneciano (Matteo Bragadin).En esta época se hizo pasar por financiero, diplomático, ocultista, publicista y a fin de cuentas charlatán, frecuentando las mesas de juego e ingresando en la Masonería francesa; entre otras mujeres, conoció a Henriette, con la que llegó a estar nueve meses relacionado, algo desacostumbrado en él, pero de la que se separó, aunque ella siempre lo tuvo presente y en varias ocasiones mandó que lo cuidaran cuando estaba enfermo.Un año después se escapó increíblemente, acompañado de un monje que conoció en prisión.Primero marchó a París, donde se codeó con Luis XV, Madame de Pompadour y su corte.Deambula ahora por Italia, en donde tiene más escarceos amorosos, y visita por segunda vez a su hija Leonilda en Nápoles.Dejó escrito en el prólogo de sus memorias: «Comienzo declarando al lector que, en todo cuanto he hecho en el curso de mi vida, bueno o malo, estoy seguro de haber merecido elogios y censuras, y que, por tanto, debo creerme libre» y que «entre los tormentos del Infierno, ningún sacerdote ha mencionado jamás el aburrimiento».El príncipe Carlos José de Ligne, que lo conoció, es autor del extenso retrato que sigue, aparecido bajo el título de "Aventuros" en sus Mémoires et mélanges historiques et littéraires (Paris, 1828, t. IV, p. 291).Se ha discutido en abundancia sobre el valor literario y la exactitud histórica de la obra de Giacomo Casanova, pero hay que distinguir entre su autobiografía y el resto de su producción literaria, pues, pese a sus esfuerzos personales por acreditarse como literato, historiador, filósofo e incluso matemático, no obtuvo en vida ni ulteriormente ningún reconocimiento ni éxito señalado en su obra no autobiográfica, compuesta por opúsculos ocasionales sin importancia ni relevancia alguna o para obtener algún beneficio.Y aunque pensaba lograr el éxito literario con su novela Icosameron, este fruto de su fantasía pasó sin pena ni gloria.Solo obtuvo un éxito editorial en vida con su Storia della mia fuga dai Piombi, obra de difusión inmediata y muy reimpresa en italiano o francés.Pero todo parece indicar que Casanova no adjudicó gran valor a sus textos autobiográficos y continuaba persiguiendo de continuo una acogida como autor que soslayara esa faceta autobiográfica; pero este éxito jamás lo alcanzó.Estos aspectos que vamos señalando fueron agudamente observados por un autor contemporáneo, su amigo el príncipe Charles-Joseph de Ligne, quien escribió que la fascinación de Casanova estaba toda ella en sus relatos autobiográficos, fueran verbales o escritos.El autor de esta refundición fue Jean Laforgue, quien no tuvo empacho en purgar de inconveniencias los contenidos suprimiendo todos los pasajes «audaces», sino que incluso se atrevió a variar la ideología y el estilo del autor.Casanova debe ser considerado sin dudas como el primer escritor costumbrista moderno.No se encuentra en él ningún temor de revelar situaciones, inclinaciones, actividades, tramas y sobre todo, confesiones, que eran, para la época e incluso para siglos posteriores, absolutamente no referibles; su falta de pudor le hizo un observador sagaz y penetrante de la naturaleza humana en detalles que otros pasaron por alto.Es imposible enumerar en la literatura moderna todas las referencias de una figura que ha resultado arquetípica.Aunque parezca increíble, gran parte de la obra casanoviana permanece aún inédita.Brockhaus pidió a Wilhelm von Schütz que tradujera el libro al alemán.En respuesta a este acto de piratería editorial, Brockhaus publicó una segunda edición en francés, corregida por Jean Laforgue (1782-1852), que no era muy fiable, pues este alteró las ideas religiosas y políticas de Casanova, censuró las referencias sexuales, reescribió partes del texto dándoles un sabor prerromántico y suprimió los numerosos italianismos.El manuscrito original fue almacenado en la oficina central del editor en Leipzig hasta junio de 1945, en que se trasladó a la nueva oficina central en Wiesbaden justo antes de que Leipzig fuera duramente bombardeado.[2] Aunque en sus Memorias únicamente menciona La Refutación a la «Historia del gobierno veneciano» de Amelot de Houssaie (1769), Casanova escribió cuarenta y tres obras entre novelas, libelos, poesías, epistolarios y memorias.Algunas alcanzaron más de quince ediciones, otras han sido olvidadas quizá justificadamente.
Placa conmemorativa en Venecia.
Primera página del capítulo II, vol. X (más tarde publicado como vol. XII) del manuscrito de Giacomo Casanova
Histoire de ma vie
.
Primera página del manuscrito original de Giacomo Casanova
Histoire de ma vie
, 1797.