Gómez I Suárez de Figueroa

La merced del rey no contemplaba la propiedad de la tierra de estas tres villas que ya tenían sus propios dueños; solamente se transmitía su jurisdicción y gobierno.

Con su hijo en la Corte y aún en minoría de edad, es el maestre el que se encarga de defender sus territorios e incorporar nuevas propiedades al mismo.

En la compra a los albaceas de Leonor Enríquez además de Nogales adquiere terrenos en Zafra, La Parra y Badajoz, por ochenta mil maravedíes.

[3]​ En ese mismo año su padre adquirió en su nombre varias propiedades entre Villalba y Nogales, así como [Valencia de Mombuey]] y Oliva de la Frontera,[7]​ antiguas aldeas templarias que compró a Pedro Ponce.

En 1404, consigue un privilegio real para añadir estas poblaciones al señorío.