Los términos «fisicalismo» y «materialismo» a menudo se usan indistintamente, pero pueden distinguirse según sus implicaciones filosóficas.
Desde una perspectiva fisicalista, incluso conceptos abstractos como las matemáticas, la moralidad, la conciencia, la intencionalidad y el significado se consideran entidades físicas, aunque puedan consistir en un gran objeto ontológico y una estructura causalmente compleja.
[3] La palabra «fisicalismo» fue introducida en la filosofía en la década de 1930 por Otto Neurath y Rudolf Carnap,[5] pero es importante remarcar que no en el sentido en que se presenta en este artículo (no como la tesis metafísica «todo es físico»), sino como la tesis semántica de que todo enunciado científico significativo es traducible como un enunciado físico.
[6] El uso de «físico» en el fisicalismo es un concepto filosófico y puede distinguirse de otras definiciones alternativas que se encuentran en la literatura (por ejemplo, Karl Popper definió una proposición física como aquella que puede, al menos en teoría, ser negada por la observación[7]).
En términos generales, el dilema de Hempel es que si definimos lo físico en referencia a la física actual, entonces es muy probable que el fisicalismo sea falso, como es muy probable (por metainducción pesimista[13]) que gran parte de la física actual sea falsa.
En otras palabras, la estrategia vía negativa entiende lo físico como «lo no mental».
Una objeción a la concepción vía negativa de lo físico es que (al igual que la concepción basada en los objetos) carece de recursos para distinguir el monismo neutral (o panprotopsiquismo) del fisicalismo.
[20] Además, Restrepo sostiene que esta concepción de lo físico hace que las entidades no físicas centrales de la metafísica no fisicalista, como Dios, las almas cartesianas y los números abstractos, sean físicas y, por lo tanto, falsas o trivialmente verdaderas: «Dios es no-mental-y-no-biológicamente identificable como la cosa que creó el universo.
Suponiendo que el emergentismo sea verdadero, las propiedades emergentes no físicas son no-mentales-y-no-biológicamente identificables como efectos no lineales de ciertos arreglos de la materia.
El alma cartesiana inmaterial es no-mental-y-no-biológicamente identificable como una de las cosas que interactúan causalmente con ciertas partículas (coincidente con la glándula pineal).
Una respuesta a este problema es abandonar (2) en favor de la posibilidad mencionada anteriormente en la que las formulaciones del fisicalismo basadas en la superveniencia se restringen a lo que David Chalmers llama «propiedades positivas».
Una propiedad positiva es aquella que «si se instancia en un mundo W, también se instancia por el individuo correspondiente en todos los mundos que contienen a W como una parte propia».
[32] Daniel Stoljar se opone a esta respuesta al problema de los bloqueadores basándose en que, puesto que las propiedades no físicas de w1 no se instancian en un mundo en el que hay un bloqueador, no son propiedades positivas en el sentido de Chalmers, y por tanto, (3) contará a w1 como un mundo en el que el fisicalismo es verdadero después de todo.
[35] El fisicalismo simbólico es la proposición de que «para cada particular real (objeto, evento o proceso) x, existe algún particular físico y tal que x = y».
En segundo lugar, el fisicalismo basado en la superveniencia no implica un fisicalismo simbólico, ya que el primero permite objetos supervenientes (como una «nación» o «alma») que no son iguales a ningún objeto físico.
Los llamados «fisicalistas a priori» sostienen que a partir del conocimiento de la conjunción de todas las verdades físicas, una verdad de totalidad o una verdad de que «eso es todo» (para descartar epifenómenos no físicos y forzar el cierre del mundo físico), y algunas verdades indexicales primitivas como «yo soy A» y «ahora es B», la verdad del fisicalismo es cognoscible a priori.
[41] Sea «P» la conjunción de todas las verdades y leyes físicas, «T» la verdad que eso-es-todo, «I» las verdades indexicales de «centrado» y «N» cualquier verdad [presumiblemente no física] en el mundo real.
[42] A grandes rasgos, el argumento de la concebibilidad se desarrolla de la siguiente manera: Premisa 1, P1) PTI y no Q (donde «Q» representa la conjunción de todas las verdades sobre la conciencia, o alguna verdad «genérica» acerca de que alguien es «fenoménicamente» consciente [es decir, hay «algo que es como»[43] ser una persona x]) es concebible (es decir, no es cognoscible a priori que PTI y no Q sea falso).
P3) Si PTI y no Q es metafísicamente posible, entonces el fisicalismo es falso.
Entonces, existe un mundo posible que es un duplicado físico mínimo de nuestro mundo, pero no un duplicado completo; esto contradice la definición de fisicalismo que vimos anteriormente.
El fisicalista a priori, entonces, debe argumentar que PTI y no Q, bajo una reflexión racional ideal, es incoherente o contradictorio.
Estos fisicalistas a posteriori avalan alguna versión de lo que Daniel Stoljar (2005) ha llamado «la estrategia del concepto fenoménico».
Si esto es correcto, entonces deberíamos concluir (probablemente) que la concebibilidad no implica posibilidad metafísica, y que P2 del argumento de la concebibilidad contra el fisicalismo es falsa.
[51][52][53] Strawson sostiene que «muchos —quizás la mayoría— de aquellos que se llaman a sí mismos fisicalistas o materialistas [están erróneamente] comprometidos con la tesis de que la materia física es, en sí misma, en su naturaleza fundamental, algo total y absolutamente no experiencial... incluso cuando están dispuestos a admitir con Eddington que la materia física tiene, en sí misma, “una naturaleza capaz de manifestarse como actividad mental”, es decir, como experiencia o conciencia».
El dilema cuestiona cómo puede utilizarse el lenguaje de la física para describir con precisión la ontología, dado que depende de la imperfecta lingüística humana, o como declaró Hempel: La tesis del fisicalismo parecería requerir un lenguaje en el cual se pueda formular una teoría verdadera de todos los fenómenos físicos.