Materialismo eliminativo

Estas críticas apelan a la realidad de los «qualia» y la consciencia dado que son directamente percibidos.

Martín López Corredoira, desde una posición materialista, sale al paso de esos argumentos: tales percepciones son una pura ilusión, una fantasía, sueños sobre algo irreal.

En estos casos, la ciencia no ha producido versiones más detalladas de estas teorías, sino que las ha rechazado como obsoletas.

Los materialistas eliminativos argumentan que la psicología popular se encamina hacia el mismo escenario.

Del mismo modo, puede parecer obvio que aparte de los eventos neuronales también hay condiciones mentales.

[4]​ Los que aceptan esta objeción dicen que los argumentos a favor del eliminativismo son demasiado débiles para establecer un concepto tan radical; por lo tanto, no hay razón para creer en el eliminativismo.

[7]​ Otro problema para el eliminativista es la consideración de que los seres humanos experimentan experiencias subjetivas y, por lo tanto, sus estados mentales conscientes tienen qualia.

Como los qualia generalmente se consideran características de los estados mentales, su existencia no parece ser compatible con el eliminativismo.

[8]​ Los eliminativistas, como Daniel Dennett y Georges Rey, responden rechazando las qualia.

Afirman que, por ejemplo, la existencia del dolor simplemente está más allá de la negación.

[16]​ Noam Chomsky (2000) ha señalado que el “proyecto del fisicalismo” en la filosofía de la mente está mal encaminado.

Sin embargo, ninguna de estas características es propia del proyecto naturalista: este último confía en los procedimientos de la ciencia natural, y en él no es claro que la argumentación filosófica o metafísica cumplan un papel determinante.

El reduccionismo en filosofía de la ciencia fue propuesto inicialmente por los positivistas lógicos como Ernest Nagel.

Es decir, “naturalismo” significa que no se puede definir de manera a priori, puramente filosófica, un criterio general para todas las ciencias, según el cual deban regirse para obtener conocimiento legítimo (Horst, 2007).

Entre los neurocientíficos que afirman explícitamente que los qualia sí existen y usan el término (“qualia” es un término filosófico, no propiamente científico) están: Gerald Edelman, Antonio Damasio, Vilayanur Ramachandran y Rodolfo Llinás.

La teoría neurobiológica de Gerald Edelman divide a la consciencia en dos: consciencia primaria, que contiene imágenes, es pre-lingüística, se limita al momento presente y los animales la poseen; y consciencia de orden superior, que está presente solo en seres humanos, incluye el lenguaje, los recuerdos explícitos de largo plazo y la planificación del futuro.

Por otra parte, critica severamente al computacionalismo fuerte en la ciencia cognitiva (Edelman, 1992).

Llinás sostiene que en realidad estas dos clases de teorías son semejantes entre sí.

Además, tales perspectivas sostienen que, incluso cuando hay qualia, ellos son efímeros y poco confiables, y solo retrospectivamente los sujetos se hacen ideas o se percatan acerca de ellos.

Por ejemplo, una persona está viendo un partido de fútbol y le roban la billetera.

Así, la evolución fue haciendo que ciertas partes interiores del cuerpo migraran a la periferia y se convirtieran en órganos especializados en producir sensaciones conscientes en distintas modalidades, o sea, en producir qualia.

Él llama “qualia” a las imágenes visuales, auditivas y de otras modalidades sensoriales.

Damasio señala: “Qualia son las cualidades sensoriales básicas que se hallan en el azul del cielo o en el timbre de sonido que produce una viola, los componentes fundamentales de las imágenes en la metáfora fílmica” (Damasio, 2000, p.

Lo que estos autores proponen es abordar los qualia desde una perspectiva empírica y no como un problema lógico o filosófico.

Sin embargo, Ramachandran y Hirstein (1997) sostienen que la navaja de Occam no es útil para el descubrimiento científico.

Preguntas escépticas que ellos dan como ejemplos son preguntarnos si “tu rojo no es mi verde” o si podemos tener certeza lógica de que no estamos soñando.

Los eliminativistas argumentan que la creencia moderna en la existencia de fenómenos mentales es análoga a la antigua creencia en teorías obsoletas como el modelo geocéntrico del universo.