Investigaciones filosóficas

G. E. M. Anscombe tradujo los manuscritos de Wittgenstein y se editó por primera vez en 1953.

El libro está ahora en su tercera edición la cual incorpora las revisiones finales de Anscombe y ha sido repaginado.

La primera edición inglesa fue traducida al castellano por La cuarta traducción del texto alemán-inglés ha sido traducida y revisada en una edición crítica de las Investigaciones filosóficas por: El texto está dividido en dos partes, las cuales consisten de lo que Wittgenstein llama en el prefacio Bemerkungen, traducido por Anscombe como "observaciones".

[1]​ En la primera parte estas observaciones rara vez ocupan más de un párrafo y están numeradas secuencialmente.

En la segunda parte, las observaciones son más largas están numeradas con numerales romanos.

La primera traducción en base al texto publicado por Anscombe contenía muchos errores que fueron subsanados por la segunda edición.

En lugar de presentar un problema filosófico y su solución, Wittgenstein inicia un diálogo en el que propone un experimento mental, describe cómo uno podría estar inclinado a pensarlo, y luego muestra por qué esa inclinación sufre de una confusión conceptual.

Le doy una lista de la compra en la que se encuentran los signos: «cinco manzanas rojas».

Las Investigaciones tratan en gran parte con las dificultades del lenguaje y el significado.

Wittgenstein concebía las herramientas del lenguaje como fundamentalmente simples,[8]​ y creía que los filósofos habían oscurecido esta simplicidad al mal utilizar el lenguaje y al plantear preguntas sin significado.

En las Investigaciones Wittgenstein intentó aclarar estos asuntos y usó una expresión sumamente interesante, a saber: ¿Cuál es tu objetivo en la filosofía?

Primero Wittgenstein le pide al lector realizar un experimento mental: Proveer una definición de la palabra "juego".

Y una definición de la palabra "juego" que se enfoque en las reglas caerá en dificultades semejantes.

El punto esencial de este ejercicio se suele pasar por alto.

Podemos observar similitudes en la altura, peso, color de ojos, cabello, nariz, boca, patrones del habla, opiniones sociales o políticas, manierismos, estructura corporal, apellidos, etc.

Si constatamos coincidencias suficientes decimos que hemos notado un parecido de familia.

Hemos incurrido en un error en nuestra comprensión de las reglas vagas e intuitivas que emplea el lenguaje, y de esta manera nos hemos atado a nosotros mismos en nudos filosóficos.

Así, la palabra "agua" no posee un significado independiente de su uso en un juego del lenguaje.

Las reglas constituyen una familia y no una clase que pueda definirse explícitamente.

De hecho argumenta que cualquier curso de acción puede hacerse concordar con una regla en particular, y que por lo tanto una regla no puede emplearse para explicar una acción.

Norman Malcolm afirma que corresponde a Piero Sraffa el mérito de proveer a Wittgenstein del rompimiento conceptual sobre el que se fundaron las Investigaciones filosóficas por medio de un gesto de Sraffa:[21]​[actualizar enlace] "Wittgenstein insistía en que una proposición y aquello que describe deben tener la misma 'forma lógica', la misma 'multiplicidad lógica', Sraffa hizo un gesto, familiar en los napolitanos para significar algo como el asco o el desprecio, que consiste en pasar la punta del dedo debajo de la barbilla con un movimiento de la mano hacia afuera.

Tres "botellas cazamoscas", Europa central.