Argumento del lenguaje privado

El argumento fue introducido por Ludwig Wittgenstein en sus trabajos tardíos, en especial en sus Investigaciones filosóficas.

Por tanto, otra persona no puede comprender el lenguaje,"[2]​ porque los elementos que definen su vocabulario son necesariamente inaccesibles para los demás.

Wittgenstein no articuló el argumento de una forma sucinta o lineal.

Debido a esto, existe una considerable controversia tanto sobre la naturaleza del argumento como sobre su extensión y limitaciones.

Wittgenstein sugiere que esta concepción del lenguaje privado es inconsistente: el lenguaje privado en el que se apoyan tales teorías no puede existir, o es incoherente, o no tiene ningún significado.

El argumento del lenguaje privado no es tanto un ataque a Locke como a una forma de razonar sobre los conceptos, reglas, y el lenguaje que comparten muchos filósofos.

Muchas teorías filosóficas no necesariamente relacionadas con la teoría del lenguaje de John Locke también asumen que el medio interno por medio del cual se desarrollan nuestros "estados mentales" debe ser privado.

[4]​ Wittgenstein niega que esto sea posible o, por ponerlo de otro modo, niega que tal lenguaje privado pueda ser coherente o traer consigo cualquier tipo de significado.

Esto disuelve no solo la teoría del lenguaje de Locke, sino incluso la duda cartesiana, que se refuta a sí misma porque el lenguaje privado del que depende es imposible.

[4]​ La cuestión clave del argumento se convierte entonces en "¿cómo es posible identificar las experiencias internas de uno mismo?"

Un ejemplo sería un lenguaje empleado para describir las experiencias internas del individuo que se suponen son inaccesibles a otros.

[2]​ Más si cabe, el experimento insiste que S no puede ser definido usando ningún otro término como por ejemplo "la sensación que tengo cuando el manómetro asciende", puesto que si eso fuera posible estaríamos dando a S un lugar en nuestro lenguaje público, en cuyo caso S no constituiría un enunciado de un lenguaje privado.

[13]​ Ofrece el ejemplo de alguien señalando a dos nueces mientras dice "Esto se llama dos".

[14]​ Wittgenstein aun así concluye que "una definición ostensiva puede ser interpretada de forma variada en todos los casos.

Así, Wittgenstein procede a imaginarse como el lingüista privado que ha tenido una sensación y la ha recogido con una S en su diario.

El lingüista confía en recordar dicha sensación y su relación con S cuando se vuelva a producir.

Y eso solo significa que aquí no podemos hablar de "correcto"."

Esta segunda respuesta es la más controvertida, pues parece llevar a un escepticismo sobre la memoria del lingüista privado, que no sería capaz de recordar con precisión la sensación que llamó S en el pasado.

Ambas respuestas van encaminadas a rechazar la posibilidad de que un lenguaje privado pueda tener un significado.

En §269, Wittgenstein examina la situación en la que la sensación S no es meramente introspectiva sino que conlleva algún tipo de respuesta física (por ejemplo, rascarse ante un picor), pese a las cuales pudiera haber razones para suponer que es posible construir un lenguaje privado en torno a dicha sensación (lo cual sería difícil en el caso del picor, por cuanto puede ser definido).

Este ejemplo sirve para explorar que pasa si el lingüista privado puede relacionar su signo S con algún evento externo y público.

Wittgenstein usa el ejemplo de un manómetro usado para medir la presión sanguínea del lingüista: si se eleva, al tiempo que el lingüista anota S en su diario para recoger la sensación que tal hecho le causa, esto serviría para ofrecer una definición ostensiva y garantizar cierta constancia y consistencia en la definición, pues el lingüista podría relacionar S con un evento público.

Wittgenstein ataca este argumento afirmando que el significado de S en este caso habría sido hecho público: el supuesto evento privado, incluso si tal cosa existiera, sería irrelevante para establecer su significado.

[16]​ El dolor ocupan un lugar distinto y vital en la filosofía de la mente por varias razones.

[18]​ Si un objeto te parece rojo, puede que no sea así en la realidad, pero si te parece que estás sufriendo, debes estarlo: aquí no puede haber ningún caso de apariencia.

Si aceptamos el dolor como qualia especial conocido absoluta pero exclusivamente por las mentes individuales que lo perciben, esto puede tomarse para fundamentar una visión cartesiana del yo y de la conciencia.

Alternativamente, uno podría adoptar una línea conductista y afirmar que nuestros dolores son simplemente estímulos neurológicos acompañados de una disposición a comportarse.

[16]​ Si el "escarabajo" tuviera un uso en el lenguaje de estas personas, no podría ser como el nombre de algo, porque es muy posible que cada persona tenga algo completamente diferente en su caja, o incluso que la cosa en la caja esté constantemente cambiado, o que cada caja esté vacía.

Según Kripke, al presentar la paradoja del seguimiento de reglas Wittgenstein está cuestionando la relación entre acciones pasadas y prácticas subsiguientes de una forma análoga a como David Hume cuestionó el nexo causal entre un único hecho pasado y el siguiente.