Intencionalidad

En filosofía de la mente, la intencionalidad (del latín in-tendere, "tender hacia") es la propiedad de la mente que hace que los estados mentales siempre (o casi siempre) estén dirigidos a objetos (internos o externos).

Es un tema que ha tomado relevancia desde la segunda mitad del siglo XX, y está en la raíz de la corriente fenomenológica.

Fundamentalmente, la intencionalidad significa que la actividad de la mente se refiere a, indica o contiene un objeto.

Este tema ha sido tratado de manera muy distinta en diversas épocas y ámbitos filosóficos, desde la antigua Grecia.

Se le dio un lugar especial solo después de que la conciencia ocupara un puesto privilegiado en el trabajo filosófico.

El uso de este concepto es compatible con diversas posturas, escuelas, métodos, etc., como la fenomenología, filosofía analítica, metafísica, naturalismo biológico, etc. Se encuentran breves y tangenciales referencias a ella en filósofos antiguos, en los que este término latino se usa sobre todo para el estudio de la voluntad.

[3]​ Para definir esta realidad, Agustín no utiliza el término latino correspondiente a intencionalidad, que reserva para los actos de la voluntad.

El filósofo persa Avicena (c. 980 – 1037) nos proporciona una consideración sobre lo mostrado a la conciencia como tema específico de estudio.

El cogito ergo sum de Descartes es un pensamiento que no requiere objeto para ser postulado.

El filósofo irlandés Berkeley, que profesa un idealismo parcial (y por tanto, podría decirse, una intencionalidad parcial), niega la trascendencia del conocimiento sensible, pero acepta la capacidad de conocer objetos inmateriales, o corpóreos.

[8]​ "Lo que las cosas en sí mismas son es, según Kant, humanamente imperceptible, y no sólo en algún aspecto, sino de un modo absoluto.

"[9]​ Sin embargo, la realidad calificada de empírica por Kant es esencialmente objetual, es decir, en cierto sentido intencional.

Aun así, no se da una apertura intencional hacia la realidad, sino que es meramente inmanente.

Schopenhauer (1788-1860), por su parte, afirma que el mundo agota su ser en su referencia objetual al sujeto correspondiente.

Por tanto, la intencionalidad, conciencia y fenómeno son correlatos que se requieren necesariamente.

Husserl propone como método la reducción fenomenológica, que excluye de la consideración filosófica lo que no es mostrado a la conciencia, es decir, solo toma en cuenta los dos polos de la relación intencional: la conciencia y el fenómeno.

Husserl deseaba establecer la filosofía como ciencia rigurosa, y estaba convencido de que su realización sería posible solo cuando esta disciplina se transformara -dicho a grandes rasgos- en conocimiento acerca de la conciencia pura y sus correlatos intencionales (lo que es presentado a la conciencia).

[15]​ Por la línea de Husserl siguieron otros pensadores como Martin Heidegger, Max Scheler, Edith Stein, Jean-Paul Sartre, Dietrich von Hildebrand, etc., aunque cada uno de ellos adopta este término, lo hace propio, y lo adapta a su filosofía.

Max Scheler no se consideraba estrictamente discípulo de Husserl, sino que afirmaba haber descubierto el método fenomenológico por cuenta propia.

Define Intencionalidad como "Cuidado" (Sorge), o atención hacia las cosas, superando el mero aspecto ontológico.

En particular, es famoso por su argumento de la habitación china, que ha generado un amplio y fructífero debate.

A grandes rasgos, estas teorías pueden dividirse en eliminativismo (eliminativism), relacionalismo (relationism) y adverbialismo (adverbialism).

Los eliminativistas niegan que este tipo de estado mental problemático sea posible.

Estos objetos a veces se denominan "proxies",[25]​ "traces"[26]​ o "ersatz objects".

[27]​ Se ha sugerido que los objetos abstractos o las formas platónicas pueden desempeñar este papel.

Esto implica un compromiso con el realismo modal, por ejemplo en la forma del modelo lewisiano o como lo concibe Takashi Yagisawa.

[30]​ Este enfoque se ha denominado "adverbialismo", ya que el objeto del estado intencional se considera una modificación de este estado, que puede expresarse lingüísticamente a través de adverbios.

Esta posición se conoce como la teoría de la intencionalidad fenoménica (phenomenal intentionality theory).

Las teorías de qualia, por otro lado, afirman que entre las características fenoménicas de un estado mental hay al menos algunas propiedades fenoménicas no intencionales, llamadas "qualia", que no están determinadas por características intencionales.

Desde este punto de vista, el fenómeno no se da a la conciencia, sin que al mismo tiempo se dé una percepción del propio yo, que sin embargo no consiste en una objetivación, sino en una mera presencia "atemática", es decir, que el propio yo no es el tema u objeto principal de la conciencia.

Manuscrito medieval de un texto de Tomás de Aquino.
Franz Brentano tomó la noción de intencionalidad de la filosofía medieval y la introdujo en el pensamiento moderno.
El filósofo alemán Von Hildebrand, discípulo de Husserl usa la intencionalidad en sus estudios sobre Ética y Estética.