Tal como señala Ramón Salas Larrazábal, su paso por la capital soviética lo modeló como un revolucionario profesional.
Su formación se desarrolló en tres períodos:[5] Durante su período de formación como oficial en Frunze, el Ejército Rojo tenía desde el otoño de 1932 la primera gran unidad acorazada del mundo: un cuerpo mecanizado.
Esto era un avance importante si se considera que Alemania no formó su primera división Panzer hasta tres años después.
A su regreso a España, Enrique Líster se integró en el comité restringido que operaba sobre cuestiones militares y que el PCE había formado ante el creciente peligro de un golpe de Estado contra la joven República.
El aparato puesto en marcha por comunistas como Trifón Medrano, Juan Modesto o el propio Líster partía de una concepción netamente antimilitarista.
[9] allí su experiencia técnica y capacidad organizativa fueron determinantes para su rápido ascenso por méritos de guerra.
Participó en posteriores combates en el Valle del Tajo, en Toledo y en el suroeste de Madrid.
Las Brigadas bajo su mando constituían normalmente un batallón especial, entrenado para operaciones especiales en las líneas cercanas al frente y que ayudase en las operaciones de ruptura o defensa a ultranza para las que era requerido habitualmente.
El avance nocturno en Brunete, que permitió ocupar la población y capturar al Estado Mayor enemigo en la zona, o la ruptura por sorpresa en Teruel, fueron dirigidos por Líster.
Ante la imposibilidad de reponer sus pérdidas militares, ni materiales ni humanas, y con la batalla diplomática perdida por la política franco-británica de apaciguamiento ante el nazismo y el fascismo, la República sufre la ofensiva de Cataluña por parte del grueso del Ejército franquista junto a sus aliados italianos y alemanes.
[16] Líster, junto con otros cuadros militares y políticos del PCE, logra marchar al exilio junto a muchos miembros del gabinete de Negrín y escapa de la represión franquista, estableciéndose en la URSS.
Las divergencias al respecto con Santiago Carrillo, nuevo secretario general del PCE y partidario de la penetración en sindicatos verticales de la España franquista, llegaron a ser muy fuertes.
Al producirse en 1968 la intervención soviética en Checoslovaquia, donde residía con su familia circunstancialmente, Líster fue testigo de la Primavera de Praga y consideró un error la intervención soviética porque desautorizaba ante la población a los comunistas que se mantuvieran en posiciones ortodoxas.