[5] Igualmente, ocupó el primer puesto entre los libros más comercializados de los listados elaborados por Time[6] y Entertainment Weekly.
Dicha profesión le obligaba solamente a dar una única clase durante cada semestre, en la época primaveral, por lo que el resto del año gozaba de libertad para viajar y llevar a cabo investigaciones.
[13] Con tal de ampliar su investigación original, realizó un sondeo adicional en Inglaterra, Chipre, Turquía, Panamá y Kenia, donde entrevistó a académicos como el biólogo Edward Osborne Wilson para obtener información sobre la zona desmilitarizada de Corea.
[18] El libro está dividido en diecinueve capítulos, con un prólogo, un epílogo, bibliografía e índice.
[23] Varios capítulos están dedicados a la megafauna, la cual predijo que habría de proliferar.
[27] El autor usó también a la ciudad de Nueva York como modelo para dar una idea general de la forma en la que el área urbana no mantendría su forma; en su obra explica que las alcantarillas se obstruirían, las corrientes subterráneas inundarían los pasillos del metro y el suelo bajo las carreteras se erosionaría y, finalmente, se destruiría.
[36] El mundo sin nosotros se encuentra asimismo en las categorías de periodismo científico y ambiental.
Este enfoque del género, el cual «centra la atención en la propia Tierra»,[38] fue considerado como creativo y objetivo.
[20] Han existido otras publicaciones que abordan temas semejantes, como el libro de Gregory Benford Deep Time: How Humanity Communicates Across Millennia (1999).
[20] Weisman señaló que él había evitado, a propósito, la etiqueta activista en el contenido: «Parte de nuestros mejores escritores científicos y ambientalistas sólo son leídos por gente que está de acuerdo con sus percepciones.
[35] Richard Fortey comparó el libro con los trabajos de Jared Diamond, Tim Flannery y E.
O. Wilson, señalando al respecto que El mundo sin nosotros «evita por poco la concepción de tristeza, hastío y odio que tiende a englobar al pobre lector después de leer un catálogo sobre la rapacidad humana».
[37] Para demostrar el optimismo en cuanto al tema más desalentador, Appleton citó a un ecologista del libro diciendo: «si el planeta pudo salvarse del Pérmico, entonces también puede recuperarse de los humanos».
Martin's Thomas Dunne Books, mientras que en Reino Unido, Canadá e Hispanoamérica el libro consiguió distribuirse a través de las editoriales Virgin Books, HarperCollins y Debate, esta última del grupo Random House Mondadori.
El mundo sin nosotros ha sido traducido y publicado en Francia por la editorial Groupe Flammarion bajo el nombre de Homo disparitus,[41] en Alemania por Piper y renombrado a Die Welt ohne uns,[42] en Portugal por Estrela Polar como O Mundo Sem Nós,[43] en Italia por Einaudi como Il mondo senza di noi,[44] en Polonia por CKA como Świat bez nas[45] y en Japón por Hayakawa Publishing bajo el título de Jinrui ga kieta sekai.
[47] La versión canadiense, diseñada por Ellen Cipriano, es muy parecida a la portada estadounidense, aunque incorpora una fotografía en vez de una ilustración caricaturesca, mientras que el diseño para los lanzamientos internacionales contrasta el entorno natural con un ambiente urbano decadente.
[64][65] El estilo de redacción también consiguió una recepción positiva, siendo calificado como intenso, bueno y en ocasiones triste, pero con un uso apropiado del lenguaje.
[38] Incluso, en una reseña negativa en términos generales, Michael Grunwald del The Washington Post señaló que la redacción era «siempre lúcida y, a veces, elegante».
[8] En The New York Times Book Review, Jennifer Schuessler mencionó que Weisman tiene un «coqueteo con el lenguaje religioso, mientras que su impasibilidad de vez en cuando portentosa da lugar a la retórica familiar del infierno ecológico».
[66] Janet Maslin de The New York Times demostró que la redacción tenía un «estilo árido y llano», siendo «extrañamente uniforme en tono».
[69] El ambientalista Alex Steffen notó que el libro no contiene material nuevo, excepto que al usar la desaparición repentina y total de los humanos se da una estructura única, aunque extremadamente improbable e insensible.
[72] Curiosamente, aunque dos críticos catalogaron la obra como una «jeremiada», le dieron una evaluación positiva.